¡VIVA LA POBREZA!

Aunque hubo manifestaciones anteriores del fenómeno piquetero, fue entre el año 1989 y 1991 que el Peronismo Menemista con el apoyo de la CGT aplicaron un riguroso programa neoliberal de privatizaciones que tuvo efectos sociales desastrosos que aumentaron la desocupación, la precariedad social y la desigualdad.
Fue claro, entonces como ahora, que los sindicalistas habían abandonado a los afiliados a su suerte y que solo trataron de salvarse ellos. Los rumores decían que el dinero les hizo desaparecer su tan vociferada lealtad a los trabajadores.

Ante la defección de los partidos políticos y los sindicatos se ensayaron nuevas maneras de organización y protesta. Las más aceptadas fueron los cortes de rutas, en el interior del país y, en las ciudades, la obstrucción del tránsito urbano en avenidas y puentes, el bloqueo a empresas exigiendo puestos de trabajo y las peticiones en Bienestar Social. Los desocupados, desde hace años, pasaron a ser piqueteros de tiempo completo. Para muchos en una forma de vida.

Bajo el gobierno de Menem la respuesta solía ser la represión y los procesamientos por obstaculizar el tránsito. La otra respuesta fue la elaboración del Bono Solidario y más tarde el Plan Trabajar.
Néstor Kirchner quiso tener cierto control sobre los crecientes movimientos sociales contestatarios que se habían formado, y erigirse, de alguna manera, en portavoz de sus demandas. La forma de conseguir estos propósitos fue sencilla: les dio generosos subsidios y llamó a numerosos dirigentes con larga historia en las protestas para que se incorporen al gobierno en el área de Bienestar Social. Fue una gran jugada, pues produjo una notoria desmovilización de las protestas. Sin embargo, con el paso del tiempo, la división comenzó a carcomer a las organizaciones y los colaboracionistas fueron acusados de traición y esa es la razón por la que los no beneficiados volverían fuertemente a las manifestaciones bajo los gobiernos de Cristina y de Macri.

De los movimientos que acordaron con el gobierno se destacan por su importancia Barrios de Pie, el M.T.D., Evita, el U.T.E.P., Libres del Sur, y las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Entre los líderes que pasaron a la exposición política y social gracias a la pobreza de quienes decían representar se destacan V. Donda, Emilio Pérsico, Daniel Menéndez, Chino Navarro, Juan Grabois etc. Su incorporación al sistema les hace ver las cosas con mucho menos dramatismo.

La forma para lograr la sumisión de los líderes descontentos normalmente está rodeada de negociaciones herméticas y buenas formas pero, en ocasiones, el Estado se permite una arrogancia y vulgaridad propia de un matón de suburbio.
Un ejemplo de esta vulgaridad la dio el Secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla en su reciente visita a Formosa. Allí decretó que no se violan los Derechos Humanos, a pesar de las abrumadoras pruebas que lo confirman. Más tarde, le ofreció a Félix Díaz, líder de la Comunidad Qom, atender todas sus demandas siempre que se pase al oficialismo: “Nosotros vamos a trabajar con Uds., pero vamos a trabajar en la campaña electoral para que el 2023 sigamos gobernando y no queremos que vuelva el Macrismo. Con esa condición.”
Por supuesto, este digno representante indígena, lo rechazó y acotó que nunca en su vida fue tan maltratado como lo hizo el Secretario de Derechos Humanos Pietragalla. No hay muchos dirigentes con los valores morales de Félix Díaz.

El Subsecretario de Políticas de Integración… Daniel Menéndez, de Barrios de Pie, es el ejemplo opuesto. Entre otras afirmaciones suyas, se permitió ratificar su nueva identidad política con frases como: “Es motivo de orgullo que Alberto Fernández sea nominado al Premio Nóbel. Lo son más aún los motivos: haberle salvado la vida a Evo durante el Golpe de Estado en Bolivia”. En ocasión del cumpleaños de C.F.K.: “Tu convicción y compromiso son un ejemplo para millones de argentinos y argentinas”. “Llegan más vacunas al país. Estamos cada vez más cerca del fin de la pesadilla”…Desde que es Subsecretario, todo comenzó a andar de maravillas y, siguiendo así, se nos acerca un futuro luminoso.

Hoy, hablar de dirigentes sociales importantes, equivale a hablar de personas enriquecidas gracias a la abundancia de pobres y a la complicidad de un gobierno que está encantado de subsidiar a quienes no tendrán otra alternativa que seguir votándolos. No están en condiciones de “morder la mano de quien les da de comer”.
Emilio Pérsico, Secretario de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social, dirigente del Movimiento Evita y jefe de Daniel Menéndez, administra un presupuesto de 115.000 millones de pesos (si, leyó bien) y La Cámpora 114.000 millones de pesos. ¿Por qué La Cámpora tiene tanto poder de convocatoria?… El dinero genera una primavera de lealtades y firmes convicciones.
A pesar de estas impresionantes sumas de dinero para atender las necesidades de las bases, siguen en aumento los reclamos por insuficiencia en la asistencia alimentaria. ¿No serían convenientes algunas auditorías neutrales y sorpresivas para acallar murmuraciones? En Enero se destinaron más de 600 millones de pesos diarios para cubrir gastos sociales… De esta forma se va el dinero que pagamos con los impuestos, y tenemos derecho a que sea rigurosamente controlado, para que su destino sea solo para los realmente necesitados y no para los parásitos del sistema.

El 60% de la población de Argentina recibe algún plan social; muchos lo reciben desde hace más de 2 décadas y lo reciben sin que el Estado les exija alguna contraprestación. Los líderes sociales alegan que sus representados no tienen trabajo, pero no reparan en que el gobierno que ellos integran, con su política confiscatoria, es el principal destructor de fuentes laborales. Tal vez defienden este sistema porque cuanto mayor sea la pobreza y el descontento social, mayor podrá ser el monto de las partidas de dinero que estos empresarios de la pobreza podrán exigirle al gobierno.

Para salir de este laberinto, lo único que se le ocurre al gobierno es aumentar los impuestos a los que aún, a costa de sudor y lágrimas, pueden pagarlos. Pedirle al Parlamento que encuentre una solución mejor, es pedirle peras al olmo. Lo único que saben hacer en criticar, con razón y sin razón, al bando opuesto y –lo más importante- pasar por ventanilla a cobrar como si fueran los salvadores de la patria. Después de 60 años de caída libre, tenemos derecho a preguntarnos para qué sirven los políticos y el Parlamento Argentino.

Nota: Profesor Humberto Guglielmin – guglielmin.humberto@live.com

Fotos: Radio La Red, Cienradios, Nueva Mayoria e Infobista

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