VIEJAS IDEAS DE ACTUALIDAD NICOLÁS MAQUIAVELO

Nota: Profesor Humberto Guglielmin –

NICOLÁS MAQUIAVELO:
Nació en Florencia – 1469-1527- de familia modesta. Tuvo cuatro hermanos, y por falta de dinero no pudo hacer estudios formales, pero siempre fue curioso y ávido lector de los clásicos griegos y latinos, sin olvidar a los grandes italianos de su tiempo, Dante, Petrarca y Boccacio. Manejaba al dedillo la Historia de Italia y de otros países con todos sus vaivenes. Su prodigiosa memoria le permitía relacionar esos sucesos y sacar conclusiones prácticas.
Su vida coincidió con los gobiernos de los Médici y fue favorecido por la protección que en ese período Lorenzo el Magnífico daba a todas las artes. Al momento de la muerte de Lorenzo, Nicolás tenía 23 años; pero ya estaba intelectualmente formado y activo en política, desde la que proponía que todos los reinos italianos se unan formando una sola patria, Italia, y sugería que fueran Venecia y Florencia las que lleven adelante este proyecto.

Representando a Florencia cumplió muchas misiones diplomáticas tanto dentro de la península, como ante Austria, Francia y Alemania. Durante esas misiones trataba de informarse de todo lo que pudiera serle útil para llegar a alguna conclusión. Esas reflexiones las escribía para su uso personal utilizando un lenguaje simple y comprensible.
Las turbulencias de Florencia hicieron que fuera detenido y torturado por participar en un supuesto complot contra los Médici. Tiempo después fue amnistiado, pero la experiencia vivida lo llevó a abandonar la política y refugiarse en una casa de campo donde ordenará sus apuntes y dará forma a libros como El Príncipe, Del Arte de la Guerra, Historias Florentinas, Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio y otros.
Murió en esa casa de campo por causas que dan pie a las peores sospechas. De sus escritos destaca nítidamente El Príncipe, publicado en el 1513, que no tuvo revisiones importantes respecto a su redacción original. Allí expone, en lenguaje llano y didáctico, sus observaciones sobre la forma de llegar al poder político y las medidas realistas para conservarlo.

Desde su aparición se difundió velozmente en todos los ambientes políticos del mundo. Lo tuvieron en sus bolsillos desde Napoleón Bonaparte y Mustafá III hasta Federico Guillermo de Prusia. Ningún libro despertó tantos amores y tantos odios. Lo leyeron y lo leen tanto los unos como los otros. Todos negarán haberlo leído porque es políticamente mal visto, pero con seguridad están informados de su contenido y lo ponen en práctica.
El libro tiene 26 capítulos, de contenido muy breve. Predomina el lenguaje coloquial y poco pretencioso. Toca temas diferentes, matizados con excursiones históricas que pretenden confirmar lo expuesto. Está escrito en el italiano que entonces se hablaba en Florencia. A los problemas de su fiel traducción, se añaden los del verdadero significado de muchas de sus palabras por ej. Estado, Príncipe, Nación, Virtud, Prudencia, Pueblo, Ciudad etc.
En Argentina esta obra es condenada por impía, pero está debajo de la almohada de todos los políticos y de los que quieren serlo.

ALGUNAS CITAS (1° parte).
Si bien prácticamente todas son de Maquiavelo, me permito incluir algunas citas de contemporáneos que coincidían con su pensamiento. Sus autores están identificados. Todas las demás citas son de Maquiavelo.
* “Quien se reconoce incapaz para la guerra, debe ingeniarse para reinar por medio de las artes de la paz.”

* “Si podía vencer por la astucia, no empleaba la fuerza, porque… lo que da la fama es la victoria, no los medios de alcanzarla.”

* “Sin fuerzas, las ciudades no se mantienen, sino que van a su fin.”

* “Ustedes, justicia no tienen mucha, y armas nada, y el único modo de recuperar una y otra es prepararse para las armas.” (Discurso sobre el ordenamiento de las armas en Florencia.)

* “Si no hay fuerzas armadas están en riesgo la justicia, el orden interior y las relaciones con otros países. Es demasiado peligroso estar indefenso.

* “Si observan el modo de proceder de los hombres, verán que cuantos llegaron a tener grandes riquezas o gran poder, se valieron para ello del fraude o de la violencia, y lo que por la fuerza o el engaño usurparon, para disfrazar la brutalidad de la conquista, lo conservan con falsos títulos. Los que por falta de prudencia o sobra de necesidad no emplean estos medios, se hunden para siempre en la servidumbre y la pobreza, porque los siervos fieles siempre son siervos y los hombres buenos siempre son pobres… Solo se sacude el yugo…de la pobreza con la rapiña y el fraude…Se debe, pues, emplear la fuerza cuando la ocasión es propicia y la fortuna no puede ofrecérnosla mejor… Del primero que empuñe las armas será, sin duda, la victoria, con ruina del enemigo y exaltación propia”… (Historias Florentinas).
Las afirmaciones de esta cita son espantosas, y por eso EL Príncipe fue condenado como una obra impía en numerosas naciones. Según la mayoría de sus críticos, no es que Maquiavelo apruebe personalmente estas terribles afirmaciones; está describiendo cómo son las cosas según sus observaciones. Y hay que preguntarse si están muy alejadas de la realidad…

*“Se pasa de pequeña a gran fortuna más bien por el fraude que por la fuerza…” …No creo que se encuentre un solo ejemplo en que la fuerza sola haya bastado para alcanzar rango elevado: pero el artificio y el fraude lo han logrado muchas veces… (Discurso sobre…Tito Livio)
Quinientos años antes que Clausewitz fue Maquiavelo el que habló de “la imperecedera relación entre guerra y política.” O van juntas la fuerza y la política, o van enfrentadas.

*“Suelen los pueblos muchas veces, por las variaciones que sufren, pasar del orden al desorden, y después del desorden al orden; porque no siendo natural en las cosas humanas detenerse en un punto fijo, cuando llegan a suma perfección, no pudiendo mejorarla, degeneran; y de igual suerte acontece que cuando, por los desórdenes llegan a suma bajeza, siendo imposible que descienda más, por necesidad mejoran. Así pues, del bien se desciende al mal.” (Historias Florentinas).
Estos ciclos suelen ser más frecuentes en algunos países que en otros El orden es el Bien, las instituciones, la racionalidad; el desorden es el Mal, la arbitrariedad y la improvisación permanente. Este penoso sube y baja se debería a lo que en otro lugar dice Maquiavelo: “Los hombres son más inclinados al mal que al bien”; porque son egoístas y buscan el beneficio propio y el daño de los demás. Sugiere que el hombre hace el bien cuando está presionado a hacerlo, cuando se siente controlado, pero hace el mal, ni bien desaparece el control. Son pocos los que escapan a esta observación.

* “El príncipe debe castigar a los malos no por odio, sino para que no sean malos y para que no impidan la tranquilidad de los buenos porque, verdaderamente, es algo enorme y digno de reprobación en la guerra, que en sí es mala, mostrarse los hombres valientes y sabios; y en la paz y tranquilidad, que es buena, mostrarse ignorantes y a tal extremo que no sepan gozar el bien”. (B. de Castiglione, contemporáneo de Maquiavelo, El Cortesano).
* “Cuando un príncipe ya no tiene respeto por los pueblos, ya no es un príncipe, sino tirano” (Francesco Guicciardini, colega de Maquiavelo).

* “Ved, pues, el colmo de la usura, del robo y del bandolerismo: esos son nuestros señores y nuestros príncipes. Se apropian de todo: de los peces del agua, de las aves del aire, de los árboles de la tierra; es preciso que todo les pertenezca…La mayor infamia de este mundo es que nadie quiera tomar sobre sí la miseria de los necesitados; los grandes de este mundo hacen lo que les da la gana.” (Tomás Münzer, contemporáneo de Maquiavelo).

* “El mayor e incluso el único medio (de controlar a los súbditos) consiste en contenerlos a todos igualmente mediante un riguroso terror; oprimidos, ellos no se rebelarán, ni se atreverán a respirar”. “Me basta con que me teman”. (El Príncipe.”
Todos los dictadores pusieron en práctica estas conductas para mantenerse en el poder. El apoyo popular se sustituye por el apoyo en la fuerza.

*“Los amores de la multitud son breves e infaustos; juzga más por la forma que por la intención: llama virtud al delito útil, o infamia a la honestidad que le parece dañina; y para tener sus aplausos conviene atemorizarla, o engordarla, o engañarla siempre.” (Fóscolo, Ugo, poeta y político Italiano. s. XVIII).
Los políticos simulan amar y preocuparse por las necesidades del pueblo pero en realidad lo desprecian. Cuando termina la función se reúnen entre todos, se sacan las máscaras y festejan a las carcajadas brindando por el futuro de la corporación de dirigentes populares.

*“Un hombre prudente debe elegir siempre los caminos recorridos por los grandes hombres e imitar a los que han sobresalido sobre los otros, a fin de alcanzar, si no su virtud, por lo menos un cierto aroma suyo”. ( El Príncipe)

¿A quiénes imitan nuestros “grandes hombres”, que van de fracaso en fracaso?
*“La naturaleza de los pueblos es variable, y resulta fácil convencerlos de algo, pero difícil mantenerlos en esa convicción: entonces, conviene estar preparado de modo tal que, cuando ellos no crean más, se les pueda hacer creer por la fuerza”. (El Príncipe).
Esto ha sucedido con todos los dictadores. Cuba con Fidel, Nicaragua con Daniel Ortega y Venezuela con Hugo Chávez son la evidencia clara de esta certera observación de Maquiavelo. Supieron seducir y engañar para llegar al poder, pero ante la cruel decepción que produjo el fracaso de sus promesas, en vez de reconocerlo y retirarse del poder, decidieron mantenerse a toda costa y a cualquier precio. Andan por el mundo entre 6 y 7 millones de venezolanos, forzados a la emigración por la generalizada y extrema pobreza y por el control policíaco. Estas dictaduras, para mantenerse, necesitan de una policía y fuerzas armadas muy numerosas y muy bien equipadas. Son las instituciones más importantes de estas repúblicas socialistas y la base en la que se apoyan. En cambio, los gobiernos progres de nuestro país han decidido humillar de forma permanente a sus Fuerzas Armadas y negarle el más elemental equipamiento. El orden necesita de un respaldo militar disuasivo que le de respetabilidad; sin este respaldo, las instituciones políticas se debilitan y se abre la puerta a la posibilidad del caos.

*“Aquellos que solamente por fortuna se convierten de particulares en príncipes, lo logran con poco esfuerzo, pero deben hacer mucho para mantenerse en el poder. No tienen ninguna dificultad en el camino…pero todas las dificultades nacen si son instalados en el poder. Ello sucede cuando a algún príncipe le es concedido el Estado por dinero o por la gracia de quien lo concede: así les sucedió a muchos, en Grecia… Estos individuos dependen simplemente de la voluntad y fortuna de quienes les han concedido el poder, es decir de dos cosas muy volubles e inestables, y no saben ni pueden mantener esa jerarquía. No saben, porque si no se trata de un hombre de gran ingenio y virtud, no resulta razonable que sepa mandar, habiendo vivido siempre en la condición privada; no poseen la virtud suficiente porque no disponen de fuerzas capaces de serles amigas y fieles…aquellos que se han convertido tan repentinamente en príncipes, no poseen la virtud suficiente para preservar lo que la fortuna les ha confiado…César Borgia, llamado Duque Valentino por el vulgo, adquirió el Estado gracias a la fortuna de su padre, y con ella también lo perdió… el que no coloca los fundamentos antes, podría hacerlo después con una gran virtud, aunque con disgusto del arquitecto y peligro del edificio”… (El Príncipe)
Pareciera que en este párrafo Maquiavelo profetiza lo que está sucediendo en Argentina. El afortunado en nuestro caso fue Alberto Fernández, un hombre opaco y sin principios, que siempre había vivido tras un escritorio obedeciendo órdenes, cosa que sigue haciendo. Quien lo designó fue Cristina Kirchner, que lo hizo personalmente y sin consultar a nadie, ni siquiera a sus partidarios.

Si Cristina lo designó porque confiaba en la capacidad de Alberto Fernández para manejar esta Argentina en situación tan difícil, debería pensar seriamente en que ya han pasado sus mejores días, y retirarse. Si lo hizo porque era el hombre dispuesto a hacer una determinada tarea en favor suyo, debería avergonzarse de ello, y retirarse.
Los ciudadanos se enteraron por la TV de su designación; y ese no es un procedimiento democrático. Sería normal solo bajo una monarquía absoluta. Estamos en un país en el que ya no circulan monedas, ni billetes de denominación inferior a 100 pesos, porque la inflación ridiculiza permanentemente su valor declarado. No hay crédito. Nadie sabe el valor de ninguna cosa. Medio país es pobre pero con sus dirigentes millonarios… y a Cristina se le ocurre poner como presidente a una persona no capacitada para manejar situaciones complejas. Cuando lo designó, con seguridad, ella no estaba pensando en el hombre que solucionaría nuestros problemas; estaba pensando solo en sus problemas personales con la justicia. Debería avergonzarse de ello y retirarse. También ella debe pagar las consecuencias de su error.
Cualquier intento de A.F. para liberarse de la tutela de Cristina está condenado al fracaso, porque no tiene méritos propios y su designación se debió exclusivamente a la diosa fortuna, en este caso, también ella ciega.

Nota: Profesor Humberto Guglielmin
guglielmin.humberto@live.com

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