Es uno de los principios fundamentales del Derecho romano: “Se debe cumplir con los acuerdos”. Nadie en sus cabales se animaría a discutir su razonabilidad, porque es lo que se percibe como justo, lo que indica el sentido común. Es además un invalorable principio ordenador de las relaciones sociales. De ahí su universal aceptación. Su negación llevaría a interminables y graves conflictos y por eso debe ser defendido.
Esta tal vez habría sido una de las razones por la que en el año 1976 Néstor y Cristina, recién llegados a Rio Gallegos, abrieron un Estudio Jurídico para ejecutar las garantías hipotecarias de aquellos compradores de viviendas que estaban en dificultades para pagar el préstamo contraído con el Banco de Santa Cruz o con otras entidades financieras. Con pocas excepciones, no aceptaban casos como desaparecidos o divorcios.
No iban tras ideales altruistas, solo les interesaba el dinero fácil que podrían ganar con la desgracia ajena. Fueron apoderados de dos Bancos y de dos financieras dedicadas a cobranzas extrajudiciales, tarea que les reprocharía largamente el Diputado Nacional Rafael Flores.
Estaban felices con el gobierno militar porque su Ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz les sirvió en bandeja la circular 1050 que indexaba las deudas bancarias según las tasas de interés que había en el mercado, y como esas tasas eran variables y muy elevadas, el monto de las deudas pronto comenzaba a superar al de los ingresos. En casi todos los casos las deudas terminaron siendo muy superiores al costo real inicial de la vivienda o de lo que fuere. Fue una medida terrible. Hubo, por ejemplo, quienes se endeudaron para cambiar una parte del alambrado de su campo y terminaron vendiendo el campo como forma de pagar el préstamo pedido para reponer esa parte del alambrado. Muchos cayeron en la miseria y otros mostraron su avaricia. Fue una gran ocasión para los Kirchner.
Mientras Cristina estudiaba los expedientes de los morosos que les parecían económicamente más convenientes, Néstor, ya abogado de los intereses del Banco, los convocaba al estudio y sin vueltas les decía que las alternativas que les quedaban eran solo dos, pagar o perder la casa, el auto, la heladera o lo que fuere. No le importaban las justas quejas y reclamaciones de esas víctimas de la irracionalidad de las medidas de Martínez de Hoz. Se aprovechaba de ellas. Néstor siempre se mostraba despiadado y apegado a la letra de la Circular 1050, cosa que le era de absoluta conveniencia personal.
Muchos de los que se habían endeudado no podían pagar las crecientes cuotas, por lo que sus bienes salían a remate con una base que aseguraba al banco recuperar lo adeudado. Normalmente era a un precio vil que algunos desalmados aprovechaban, entre ellos el abogado Néstor Kirchner que entre el año 1977 y el 1982 acumuló 23 propiedades, 22 en Santa Cruz y 1 en Recoleta. Todo a precio de liquidación. No lo conmovían el dolor y la desesperación de las víctimas.
Las medidas económicas de la dictadura militar fueron las aliadas de la desesperada sed de dinero de los Kirchner. Dinero que, según Cristina, necesitarían para “hacer política en grande”. No hay que ser muy lúcido como para concluir que sin la dictadura militar los Kirchner no hubieran podido ir más allá de Santa Cruz. El dinero facilita todo.
En 1981 su Estudio sufrió un bombazo que los Kirchner, ya en la presidencia, afirmaron que fue un atentado producido por su ideología nacional y popular. La Justicia, sin embargo, descubriría que su autor fue un peronista de izquierda cuyos bienes le fueron embargados por el Estudio Kirchner. Confesó que lo hizo movido por la ira que sentía al ver la contradicción entre las ideas de izquierda que los Kirchner decían profesar y la codicia insaciable y cruel que manifestaban en su conducta.
Los Kirchner nunca fueron una pareja de jóvenes idealistas perseguidos por los militares por su opción por los pobres y necesitados; al contrario, Néstor fue el abogado defensor de Gómez Rouco, un alto oficial de la policía que había actuado en la represión ilegal y que en Rio Gallegos violó a tres jovencitas por lo que fue condenado a 19 años de prisión. También existen fotos que muestran a Néstor Kirchner saludando efusivamente al General Guerrero, también represor, y de los pesados. Y Néstor no podía ignorarlo. En esta etapa de su vida, nada de animosidad contra los militares; era peligroso.
Néstor y Cristina fueron una pareja unida por su compartida sed de dinero y poder, que justificaban en el respeto debido al indiscutible principio de que “Pacta sunt servanda”.
2022: Hoy, el respeto del Kirchnerismo por ese principio está en crisis. La Presidenta de facto decidió que Argentina no debe pagar la deuda externa y así se lo ha hecho saber a su mayordomo Alberto Fernández y demás incondicionales, razón por la que todos sus seguidores salieron a pregonar que no hay que pagarla. Las razones esgrimidas para defender esta posición son variadas. Veamos:
a) “No se debe pagar sobre el hambre y la sed de los argentinos. Estamos en recesión desde el 2018; tenemos una inflación superior al 50% anual, una tasa de pobreza del 45% y riesgo real de cesación de pagos. Cada dólar que abandona el país aumenta la pobreza”… ¿Pensaron esto cuando alegre e irresponsablemente aumentaban el gasto público con la mira puesta solo en las próximas elecciones? La victoria electoral siempre importó más que el país y su futuro. Siempre los intereses del partido estuvieron por encima de los de Argentina. Es muy tonto hacer lo que a uno se le antoja y después quejarse de las consecuencias.
b) “Pagar significa renunciar a la soberanía y permitir que instituciones extranjeras, para asegurarse la recuperación de su dinero, nos impongan medidas económicas que no nos convienen”… Nadie obligó a Argentina a pedir préstamos. Fueron sus políticos, en representación del pueblo y urgidos por la situación, los que fueron a suplicarlo aceptando sus condiciones. Y los políticos representan al país, no a un partido político…
c) “Las instituciones financieras deben entender que Argentina primero debe desarrollarse y solo después comenzar a pagar lo adeudado. Esas instituciones deben colaborar con el país porque si no podría desestabilizarse y colapsar”… El deudor no está en situación de condicionar al acreedor, y los riesgos por no pagar solo agravarán sus problemas. El acreedor solo quiere recuperar lo que es suyo según lo acordado. El gobierno debería recordar que si los fondos buitres consiguieron que les pagaran, con mucha más razón el F.M.I. Si no se paga, ningún país o institución nos volvería a prestar. Nadie es tan necio como para prestar dinero a un mal pagador.
¿Cómo reaccionaría Cristina si el Estado en vista de la mala situación de las arcas nacionales, le dijera que no está en condiciones de darle los $ 120.000.000 de retroactivo que le reclama? Además no es digno llorar y pedir piedad por haber gastado irresponsablemente el dinero prestado… Deberíamos avergonzarnos de ello y preguntarnos por qué llegamos a esta situación y, adelantándonos al pedido del F.M.I., tomar las medidas necesarias para revertir esta situación aunque determinen una segura derrota electoral. Primero está la patria.
Veamos algunos gastos irresponsables: Cristina ordenaba vuelos Bs.As.-El Calafate solo para que le llevaran los diarios del día mientras ella descansaba en el sur; hoy vuela más que el presidente. Se subsidia la luz, el agua, el gas, los combustibles y el transporte como si no costaran nada. Los líderes piqueteros y La Cámpora extorsionan al Estado exigiéndole miles de millones a cambio de no hacer estallar las calles. El 55% de los argentinos recibe uno o varios planes sociales, lo que supone una emisión de 300.000 millones de pesos por año. El Congreso y especialmente su biblioteca están llenos de gente innecesaria que cobra como si fueran imprescindibles. Los 2.500 millones de dólares gastados en el “Plan Platita” para revertir el resultado de las elecciones, son absolutamente injustificables. Las vacaciones en el exterior de ministros, gobernadores y funcionarios, realizadas luego de ordenar que se hagan dentro del país. Los 220.000 “pibes y pibas” que recibirán en forma gratuita $ 30.000 c/u para que hagan su viaje de egresados, regalo del gobernador Kicillof (con plata nuestra). Las empresas del Estado, todas ellas deficitarias y repletas de empleados con altos sueldos y que no hacen nada útil. Aerolíneas es una interminable catástrofe económica, en permanente conflicto con una sana administración; al igual que el yacimiento de Río Turbio y su usina Termoeléctrica. ¿No sería bueno que Astilleros Rio Santiago haga algo que justifique su existencia? Etc. Cristina
¿no tiene responsabilidad en estos desbarajustes?
¿Quién, ajeno al Poder Ejecutivo, controla con rigor todos los gastos del Estado? ¡Nadie! No se puede despilfarrar de esta manera para ganar las elecciones y después salir a llorar alegando que el país no tiene capacidad de pago. Realmente somos ridículos en lo político y en lo económico. Por culpa de sus políticos ya nadie toma con seriedad a Argentina.
Los gobernantes tienen la certeza de que pueden hacer lo que se les antoje ya que nadie les pedirá rigurosa cuenta de absolutamente nada, por más que lo hayan prometido al asumir. Esa es una de las razones por las que tantos incapaces y corruptos quieren ser políticos. Y más, puesto que desde hace tiempo los que gobiernan son los herederos de los que en los años 70, armas en mano, se alzaron contra el gobierno constitucional de J. Perón, supuestamente para cambiar las estructuras e imponer la justicia social ¿no se dan cuenta de que redujeron el país a la más completa insignificancia? ¿Este era todo el libreto que tenían esos idealistas? La realidad es que sus actuales líderes políticos y sindicales son la nueva burguesía opresora; viven en Recoleta, Puerto Madero o en countrys, mientras que medio país está sin trabajo, viviendo de planes y la mayoría de nuestros jóvenes queriendo emigrar por falta de futuro. ¿Esta es la forma de “conectar igualdad” que habían prometido?
Argentina ni siquiera tiene un plan económico de gobierno, lo que habla de su irresponsabilidad y permanente improvisación. Los políticos que tenemos, no superan la calificación de charlatanes de café; los resultados lo confirman. Y presumen de revolucionarios y solidarios; y por eso se permiten dar consejos “paternales”, siempre equivocados, a países que están muchísimo mejor que nosotros en todos los campos.
Ahora la Presidenta de facto y sus incondicionales decidieron no pagar la deuda externa, sabiendo que inevitablemente la deberemos pagar, con el agravante de que la demora en el pago puede determinar el endurecimiento del acreedor y que se acumulen los vencimientos, con sus correspondientes intereses y punitorios. Siempre es el acreedor el que manda, nunca el deudor.
El gobierno reitera por todos los medios que la deuda con el F.M.I. contraída por Macri es la causa de todos nuestros males. Pero resulta que la deuda pública es de 363.000 millones de dólares, y lo adeudado al Fondo es solo el 12% de esa cifra y no es honesto hablar obsesivamente solo de ese 12% porque maliciosamente se está silenciando el 88% restante. Es una forma barata de hacer política con la deuda culpando de absolutamente todo a Macri. ¿Qué han hecho en estos dos años de “reconstrucción de Argentina”?
Pagar es lo que Néstor siempre exigió y puso en práctica en Santa Cruz, no perdonando a ningún deudor. Cristina en ese momento compartía calurosamente que el deudor no tiene derecho al pataleo; debía pagar. Ella vive ahora como una satisfecha burguesa, llena de millones y de propiedades pero, insólitamente, ha dado la orden de bravuconearle al Fondo en representación de los pobres y necesitados. Es un ridículo desafío al Derecho Internacional. Es una exaltación de conductas inmorales digna de un centro de estudiantes secundarios progre. Ella y los secuaces que la acompañan, no sufrirán las consecuencias de esta insensatez; eso quedará para la gilada que trabaja y paga impuestos.
Este capricho obedece a su megalomanía y a su necesidad de reafirmarse como la líder contestataria de toda la izquierda y cosechar admiración. Necesita el aplauso fácil de las masas, no el de los economistas y políticos responsables. Si bien en público dice que no hay que pagar, en privado exige que a ella se le paguen todos sus injustos privilegios, permitidos por una ley hecha a su medida.
No le molesta que en una argentina donde el 45% es pobre y cobra solo $ 29.000 pesos, ella le cobre al Estado un retroactivo de 120 millones de pesos, más una jubilación de $ 2.800.000 pesos por cada mes. ¿No le da vergüenza que sus hijos sean millonarios en dólares sin haber trabajado ni estudiado nunca? Ella cobra, pero no paga. Pero aunque ella lo ordene, no podrá evitar que inexorablemente -con nuestros impuestos- se cumpla el principio de que “Pacta sunt servanda”. Así lo hizo el Estudio Jurídico Néstor Kirchner.
Nota: Profesor Humberto Guglielmin
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