ENRIQUE II

En la Navidad del 1.170 este Rey de Inglaterra estalló de furia por el enfrentamiento que tenía con Tomás Becket, el decidido Arzobispo de Canterbury, y gritó a sus caballeros un terrible desafío: “¿Nadie me librará de este turbulento sacerdote?” No era una orden pero cuatro de sus partidarios la tomaron como tal y asesinaron a Becket en las puertas de la Catedral. Seguramente los asesinos pensaron que su acción había sido una meritoria prueba de lealtad que Su Majestad agradecería.

En Argentina, la permanente descalificación de Mauricio Macri por absolutamente todo el gobierno y en especial por los tres Fernández, y ahora la de Aníbal al periodista Nik, en las que habla del colegio de sus hijas con un matiz indisimuladamente antisemita, intimidante y sobrador, además de ser repudiables, pueden ser la ocasión para que algún desequilibrado, buscando el aprecio de su amo o ama, intente imitar a los asesinos de Tomás Becket.

Nota: Profesor Humberto Guglielmin
guglielmin.humberto@live.com

Foto: LNP

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