RELAJADOS

Como intérprete de la realidad, el presidente de la República es un desastre sin remedio, no acierta una. Entendió que cuando cayeron, un poquito, los contagios el sistema sanitario comenzó a atender “otro tipo de necesidades quirúrgicas que podían esperar”. ¿Por qué no señaló cuales eran esas necesidades quirúrgicas que podían esperar? El Covid no interrumpió el avance de las otras patologías graves y los que saben de estas cosas son los profesionales de la salud y no los políticos.

Cuando hay un espacio para salvar una vida, por la afección que fuere, allí estarán nuestros profesionales haciéndose presentes. No necesitan de las directivas de los políticos para cumplir con su misión con escrupulosidad.
Los políticos, en vez de descalificar a los médicos, podrían haber aprovechado el año transcurrido para aumentar la disponibilidad de camas y, especialmente, comprar más vacunas. Nuestros vecinos no tienen problemas de aprovisionamiento. Nuestros políticos ¿están esperando la vacuna cubana o las goticas venezolanas? ¿No los inquieta el daño de todo tipo que está produciendo esta enfermedad?

Cuando A. Fernández revisó el estado del sistema sanitario, afirmó que “se había relajado” y no entiendo qué es lo que quiso decir. Este verbo significa ablandar, aflojar, hacer menos riguroso…y en lenguaje más figurado, relajar significa reposar, descansar, distraer el ánimo con algún descanso. ¿En cuál de estas acepciones estaba pensando? Todas son inadecuadas para describir lo que pretendía.

Cuando el presidente, con su minúsculo dedo índice, estaba acusando al sistema de salud de haberse relajado, yo estaba internado en el Hospital Municipal de Bahía Blanca en una sección donde apenas una mampara separaba a un paciente de otro. En ese sector se iniciaban todos los estudios como para tener un diagnóstico y tratamiento inmediato del Covid 19. Se notaba una actividad febril. No pasaban 2 ó 3 horas sin que alguna de las enfermeras volviera para verificar la presión arterial, un electro, la fiebre, extracción para algún cultivo etc. Durante la noche, la actividad era la continuación de la actividad que había habido durante el día. Los protocolos de seguridad e higiene eran respetados con rigor. No tuve dudas de que estaba en un Hospital de primera. Una segunda internación me confirmaría que nuestra ciudad tiene una excelente medicina.

Las palabras del Presidente sobre el relajamiento del sistema de salud me produjeron una particular irritación porque me tocó ser testigo personal de exactamente lo contrario, en 2 hospitales. No nos queda más alternativa que tomar sus afirmaciones como de quien viene y no debería ser así.

Sylvester Stallone en una ocasión declaro: “Podría interpretar Hamlet si quisiera. Pero no quiero”. Interrogado por la razón de su negativa, respondió que en ese papel, él no sería creíble. Fue una respuesta honesta y realista, que no puedo imaginar en boca de nuestro presidente, cuya ilusión de liderazgo popular lo lleva a autorreferenciarse como la última palabra en cualquier tema, incluidos los que claramente ignora. Su advertencia “A mí, la rebelión, no”, es una prueba de su injustificable suficiencia y falta de realismo.

Nota: Profesor Humberto Guglielmin
guglielmin.humberto@live.com

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