COSTA POBRE

El 27 de septiembre de 2020 fue el funcionario del gobierno de Corrientes Manuel Sussini, con larga permanencia en las cámaras de diputados y senadores de esa provincia, quien dio la nota.

Toda una respetable carrera política. Una de sus muy jóvenes secretarias, de procedencia rural, denunció que este funcionario le hizo saber que el médico de su prepaga le había indicado que para ir recuperándose de su problema de salud debía hacer un tratamiento en base a actos sexuales y masturbaciones a realizar con su imprescindible colaboración. Esa sería una de sus tareas como secretaria. Antes que ella había tenido muchas otras, preferentemente menores de edad y sin estudios. Se jactó, además, de haber tenido más de cincuenta secretarias. En este caso la policía ya lo detuvo y está a disposición de la Justicia.

El 26 de septiembre el Diputado Nacional Juan Ameri desairó a su colega Carlos Heller y a la Cámara exhibiendo lo que realmente le interesaba, la prótesis de su asesora. No fue lo único que se vio. Detrás suyo, otro padre de la patria aparecía completamente vencido en brazos de Morfeo.
Muy probablemente Massa descubrió que Ameri era un imbécil porque el propio diputado dio pruebas inequívocas de ello; de haber sido algo menos desvergonzado seguiría siendo un digno integrante de la Honorable Cámara. Su padrino político, el Senador Sergio Leavy, debería explicarle al país cuales fueron los motivos que llevaron a transformar un hombre violento, acosador y carente de la debida preparación en un diputado de la Nación. Seguramente la respuesta dirá que se lo seleccionó por “méritos partidarios”, lo que en su caso quiere decir que su trabajo consistía en presionar a gente sencilla para que asista a actos partidarios y fotografiarse con ellos haciendo la V de la victoria.

Alberto Olmedo, el recordado y divertidísimo presidente de ese desopilante país llamado Costa Pobre, habría incorporado a Ameri a su equipo de gobierno. Mientras tanto el mundo, azorado, se ríe a mandíbula batiente de nuestro país y de la catadura moral de sus políticos. Aquí no son ellos los que sufrirán las consecuencias de su desgobierno.
Quien se permite hacer lo que hizo Ameri es porque antes hizo muchas otras cosas parecidas y el azar lo hizo zafar de todas, hasta que un día la suerte lo abandonó, fue sorprendido in fraganti y lo vio todo el país.

José Alperovich, a pesar de las contundentes acusaciones por violencia sexual aportadas por su sobrina, no fue expulsado ni ha renunciado. Solo está de licencia como senador por Tucumán.
Cabe recordar que dos de sus hijos, Gabriel y Daniel Alperovich, estaban sospechados de participar, junto a otros hijos del poder, en los hechos que terminaron con la vida de Paulina Lebbos. Su padre, el gran señor feudal de la provincia y tres veces gobernador, creó las condiciones para que la investigación desembocara en la impunidad. Exactamente lo mismo pasó con otros casos, el más notorio fue el de Marita Verón. Si alguien con la catadura moral de José Alperovich hubiera pertenecido a otro partido, el PJ no habría demorado un minuto en expulsarlo del Senado.

Patricia Sosa reveló que un gobernador del PJ, de prolongado paso por el Parlamento, le ofreció hasta 1.500.000, – dólares si lo acompañaba como Vice en la fórmula para las elecciones presidenciales de 2015. Inicialmente lo rechazó pero como mantenía la propuesta y aumentaba la oferta económica, decidió ponerle un corte definitivo a esa comunicación. En un país serio la oferta se hubiera hecho – sin dólares mediante – a una personalidad con indiscutibles méritos para ocupar ese cargo, y no a una cantante. De paso, ¿de dónde salió tanto dinero de este gobernador de una provincia pobre?
Por el Parlamento Argentino transitaron, representando a sus ciudadanos, personas que incurrieron en las más graves figuras del Código Penal que no tuvieron el decoro de reconocerlo y de renunciar a representar a gente más honesta que ellos. Al contrario, se mantuvieron y mantienen en la política y presionan a la justicia por todos los medios, legales e ilegales, para que aparezca un resquicio legal que los haga zafar.

Omitiendo otros vergonzosos personajes y circunstancias del Parlamento Nacional, veamos algo de lo que sucede en el pago chico. En Tafí del Valle, Tucumán, sucedió un hecho tan pintoresco como revelador de lo que es la política argentina. El precandidato a Concejal Agustín Tolaba estaba de asado con sus amigos; luego de haber bebido copiosamente, se dirigió a quien lo estaba filmando con estas palabras para el bronce: “¿Cuál es la propuesta para la campaña ?, ¡Que sigamos robando y que siga la droga!”. Cuando el video se viralizó su partido aclaró que, naturalmente, se trataba de un “mal entendido”. Más honesto, Tolaba aclaró que “yo no estaba en mis cabales… estábamos todos bromiando (sic) y eso que digo en el video no son mis pensamientos”.

De esta historia de la vida real argentina pueden sacarse dos conclusiones:
1ra. La política argentina y la joda están emparentadas. El caso más notorio fue el gobierno de Menem, muchos libros lo atestiguan, pero en casi todas las provincias sobran pruebas de que esto es así. La gente seria y de formación académica no aceptaría entrar en política pero, además, tampoco la dejaría entrar la estructura partidaria alegando que no son populares. Lo mismo sucedería con quienes tienen firmes principios morales alegando, en este caso, que en política hay que ser flexibles en todo y que el límite es de derecha.

2da. La política y la ignorancia también están emparentadas y la prueba más contundente es que 72 senadores nacionales necesitan 1.470 asesores y que 257 diputados nacionales necesitan 2.171 asesores, bien remunerados, para no hacer el ridículo. ¿No sería más justo que cada uno se pague de su sueldo el asesor que necesita? Es razonable que Máximo Kirschner y otros que como él son diputados o senadores tengan solo estudios secundarios, tienen algún asesor pero, los que tienen estudios superiores ¿por qué necesitan tantos asesores? ¿No existe acaso la Biblioteca del Congreso con el equipamiento más completo para solucionar dudas?

Se dice que no tienen por qué estudiar porque la «disciplina partidaria» les prohíbe pensar con su cabeza propia y les ordena acatar las decisiones que vienen de arriba; siendo esto así ¿para qué necesitan a esos asesores si van a la sesión de la Cámara con la votación ya decidida por su partido? ¿Qué sentido tiene escuchar las deliberaciones si no son libres para decidir según su leal saber y entender? ¿Dónde está el pundonor de estos padres de la patria que aceptan ser anulados intelectual y moralmente por su partido?¿Por qué este tipo de parlamentarios cobra muchas veces más que los docentes, que están debajo de la línea de pobreza? ¿No les da vergüenza? Solo debe ser respetado quien es respetable y los parlamentarios deben preguntarse si lo son. Dada de situación por la que estamos atravesando ¿Están elaborando alternativas inteligentes, realistas y consensuadas con la oposición para ir saliendo de la situación actual o están esperando que se les diga lo que deben decidir? Aquí en el llano hay mucha angustia y bronca.

Calígula promovió a su caballo Incitatus a la dignidad de Senador y Cónsul, lo cual fue tomado como una cruel burla a esa institución; sin embargo un historiador aportó que Incitatus hizo menos daño a Roma que muchos de sus senadores.
Si el Parlamento argentino hubiera tenido un mejor nivel intelectual y especialmente moral no estaríamos en la situación desesperante en la que estamos.
Bahía Blanca, 30 de septiembre de 2020

Nota: Profesor Humberto Guglielmin
guglielmin.humberto @ live.com

Fotos: Zbol Noticias, Radio Dos, Tiempo Ar, 11 noticias, Filtro Cero y Victor Lopez.

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