FRACASADOS

Guillermo Nielsen, el candidato de Alberto Fernández para Economía, afirmó que Kicillof “es un marxista disfrazado de keynesiano” y que por el manejo que hizo de la deuda demostró que “es un ignorante que despreció la importancia de las normas de los mercados de capitales”. El Wall Street Journal califica a Kicillof como “el arquitecto de la debacle económica de Argentina”, y que fue el que expandió los programas sociales de manera irresponsable, el que presionó al Banco Central para que imprimiera pesos masivamente, el que predicó contra el derecho de propiedad, el que aplaudió el incumplimiento del pago de la deuda y la confiscación de activos extranjeros…

Los gobernadores de las provincias lo acusaron de profundizar los problemas económicos del país, de achicar el poder de compra del salario, de «matonear» a las empresas serias como Tenaris y las de la U.I.A., hostigar al campo (la más eficiente fuente de divisas y de trabajo), el cambio fijo, el cepo, etc.
Kicillof afirmó: “yo no estoy en contra de que la gente compre dólares, pero deben demostrar de dónde sacan la plata”. Controló el origen del dinero de cada argentino pero olvidó hacerlo con Cristina Kirchner y sus cómplices de la cárcel de Ezeiza. Dado el cargo que ocupó, si no vio nada malo en el gobierno de Cristina, debería ser declarado no apto para la función pública.

La herencia dejada, sumada a errores del actual gobierno, fue un cóctel explosivo que obligó a las durísimas medidas que provocaron el actual revés electoral de Macri. Si la gestión de Kicillof al frente de Economía fue mala, ¿por qué sería una buena opción para gobernar una provincia que conoce menos que a Uruguay?

Verónica Magario es conocida por ser la hija del tesorero de Montoneros, por vivir en un country, por los gravísimos problemas de La Matanza que no supo solucionar y por las soluciones que sí supo dar a familiares y amigos que no tenían trabajo bien remunerado.

A pesar de que la gestión de ambos fue un fracaso, vencieron por 17 puntos a la más eficiente e inobjetable gobernadora de los últimos cien años. ¿Qué nos pasa? ¿Es justo castigarla por decisiones que ella no tomó?
Si preferimos la corrupción y la ineficacia, deberíamos dejarlo claro en las elecciones de octubre, y así ratificar lo que somos.

Nota: Profesor Humberto Guglielmin
guglielmin.humberto@live.com

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