Padre «Pepe» en Bahía Blanca

En el marco de las Jornadas Sociales Bahía Blanca y Coronel Pringles, visita nuestra ciudad el Padre José «Pepe» Di Paola, quien presento una conferencia de prensa a medios y luego una charla sobre: El abordaje comunitario de las adicciones desde la experiencia de hogares de las villas de Buenos Aires, lo hizo junto al equipo de Pastoral de drogadependencia.

Luego a la tarde del mismo día Martes 9 de Octubre, quedo inaugurado el hogar «Casa Lujan» en calle Moreno 220 donde compartió una misa comunitaria junto a el Obispo de Bahía Blanca Fr. Carlos Azpiroz Costa y Monseñor Emérito Néstor Navarro.

En Conferencia de prensa el padre Pepe expresaba:

Periodista: – Que nos puede contar de lo que está pasando hoy por hoy en la calle, ¿cuál es la principal aflicción si se quiere de los chicos, de los jóvenes en general?
PP: – Una de las cosas que percibimos ya hace años los curas de las villas, fue que el fenómeno de la droga iba creciendo y también, una cierta orfandad de parte del mundo adulto con respecto a ellos. Hablaba y se sigue hablando a veces del problema de los jóvenes, cuando en realidad marcamos también el problema de los adultos.
Entonces, hay como una especie de crisis en la búsqueda del sentido de la vida, ahí entra el tema de la droga y otras propuestas que pueden ser destructivas para la vida del chico. Entonces la respuesta territorial como están encarando Pablo y el grupo, tiene que ver con la atención directa de aquellos chicos que a lo mejor no le encuentran sentido a la vida y

que gracias a ésta compañía la van a recobrar.

Periodista: – ¿Ésta situación se ha visto agudizada en los últimos años o ha habido una evolución pareja en los últimos tiempos?
PP: Estructuralmente, en los sectores más pobres de todas las ciudades, viene de

hace mucho tiempo. Yo estoy hace más de 20 años como cura en las villas y es un fenómeno que fue creciendo, pero evidentemente las crisis ayudan a que se profundicen éstas situaciones y no son buenas, así como no es buena para los bolsillos de cualquier obrero o alguna PYMES, tampoco lo es para un chico que tiene problemas con la droga. Sin duda las crisis, me acuerdo en 2001, fue muy fuerte e influyó mucho en el tema de la droga dentro de las villas y esperemos que ésta crisis tan profunda económica y social que está teniendo la Argentina, no repercuta tanto en los sectores más necesitados.

Periodista: – Padre, ¿ustedes en las villas pudieron detectar por qué los chicos se drogan? ¿Los chicos se drogan porque no tienen para comer?
PP: – No, por eso hablaba de una pérdida del sentido de la vida, a veces el origen puede ser

múltiple. Puede a veces, ser inclusive una familia que tiene un problema con las adicciones, puede ser que no tuvo durante su vida las mismas posibilidades que un pibe de clase media. Nos olvidemos de la ocupación del tiempo, lo importante que es. Y de pronto, en los sectores más necesitados vas a encontrar niños o jóvenes que no tienen la posibilidad de desarrollar esas capacidades que tiene.

Periodista: – Se sienten discriminados muchas veces los jóvenes por gran parte de la sociedad, también hablarles a ellos, a esa gente que señala y los excluye.
PP: – Sí, sin dudas. Una de las cosas que nos enseñó el Papa Francisco en este trabajo que estamos haciendo, es recibir la vida como viene y evitando los prejuicios. Nosotros a través de los centros de recuperación, logramos tener un contacto muy directo evitando aquello que los chicos señalan de que nadie los quiere, que se sienten rechazados, que la sociedad a veces los mira y los cuestiona; entonces este acercamiento es muy importante, como el que van a hacer ahora en la “Casa Belén” a éstos jóvenes de Bahía Blanca.

Periodista: – En estas crisis que nombra usted ¿se acrecientan los soldaditos que venden droga en distintos kioscos de las villas?
PP: – En toda la Argentina, cuando el Estado está ausente lo ocupan otras organizaciones. Por eso es importante que el Estado esté presente con claridad e inteligencia en todos los

lugares, porque sino también, una de las posibilidades es esa; que algunos chicos en vez de tener un lugar para poder trabajar, capacitar, buscar un trabajo, terminen siendo rehenes de algún narco.

Periodista: – Padre, no sé si pasa también allá en la villas de Buenos Aires, pero pareciera que en los barrios de Bahía Blanca está este problema y que el Estado espera a que las personas que tienen una adicción vayan a tratarse, no los van a buscar al barrio. Usted en la vida cotidiana, cuando se despierta temprano y va a al barrio, ¿con quién trabaja? ¿Hay gente del Estado, hay gente de ONG’s? ¿Quiénes están ahí en el barrio con ustedes?
PP: – Lo importante de la propuesta nuestra es que es una atención territorial, un poco lo que vos decís. Es despertarse y salir y encontrarse con las personas concretas que necesitan una ayuda. Empezamos a interactuar con muchas organizaciones, por eso los llamamos “Centros Barriales”, es diferente a un centro de día, para nosotros. Si bien la edición que voy a hacer, por ahí uno dice “bueno, no es tan así”. El centro de día no resultaba porque, en principio le habíamos puesto centro de día; a una atención con horarios, casi como de escritorio. Centro Barrial, significaba una atención de día, pero llega a conectarse con barrio y dentro del barrio, y dentro del mismo Estado a veces, encontrás organizaciones o funcionarios que si tienen cierta sensibilidad que te ayudan a poder llevar a adelante esto. Creo que este puntapié inicial, que lo da siempre una institución, en este caso es la Iglesia, en otros casos puede ser un club, puede ser otro tipo de organización. Es importante que después se vayan ligando otros, porque la respuesta siempre tiene que ser barrial, tiene que ser del conjunto. Creo que en la Argentina este tema no lo toman como importante, fíjate que nosotros le pedimos al Presidente de la República un decreto de emergencia, y lo hizo; pero realmente hoy día, está desfinanciado todo eso.

Periodista: – ¿Un decreto de emergencia por qué tema?
PP: – De adicciones, prevención y recuperación. Se lo pedimos hace un tiempo el decreto, pero hoy día no tiene la financiación para los centros o para la creación de nuevos espacios.
Periodista: – ¿Organismos del Estado no están en esos barrios?
PP: – Sí, el CEDRONAR apoya. Nosotros hemos atención territorial, que nosotros lo llamamos “Hogar de Cristo” porque tienen toda una vinculación y organización, que se dio

como reflexión a partir del trabajo de la Iglesia con otros centros. Pero falta todavía muchísimo, nosotros podemos hacer una parte, fue reconocida por CEDRONAR en su momento, y entonces es un dispositivo. Pero el narcotráfico creció tanto en la Argentina, la naturalización de la adicción fue tan grande en la Argentina que los dispositivos que generemos siempre van a ayudar a una población, pero es muchísimo más lo que tenemos que hacer. Y por eso, no se toma tan en serio a nivel de los Gobiernos, para no entrar en si este Gobierno, el anterior o el que viene, si no se toma conciencia de que estamos frente a un problema donde está en juego la vida de los chicos, la desesperación de los padres, los chicos que van a venir, hay chicos que se tiene que criar con padres que son adictos los dos; me parece que no se toma conciencia del problema grave que está atravesando la Argentina.

Periodista: – ¿Dónde le parece que no toma conciencia de esto el Gobierno o los Gobiernos?
PP: – No sé, habría que preguntarles en que gastan la plata. Yo la verdad que no entiendo, porque una vez que si hay un decreto de emergencia firmado por el Presidente, evidentemente, habíamos pensado que había una toma de conciencia mucho más seria.
Periodista: – Padre, ¿en qué se convierte un adolescente adicto a las drogas, en el momento de la adultez? ¿Qué adulto podemos esperar?
PP: – Al menos yo creo, en las prácticas que tuvimos con los centros que tenemos hoy día, son casi 100 en todo el país desde el 2008 que empezamos, hay chicos que hoy día han formado su familia, están estudiando, están trabajando, son operadores muchos de ellos, en los distintos centros que tenemos. Asique, cuando se les da la oportunidad y se los acompaña, podemos encontrar sorpresas muy lindas.

Periodista: – ¿Y si no se les da la oportunidad?
PP: – Y bueno, tenemos todo lo contrario.

Periodista: – Padre, recién decía que muchos no encuentran el sentido de la vida, están sumidos en esta situación. Digo, más allá del acompañamiento, ¿qué se les brinda como para poder vivir? Me imagino que el camino debe ser dificilísimo para cualquiera de ustedes. ¿Qué es lo que necesitan estos chicos como para que vuelvan a encontrar ese sentido otra vez?
PP: – Primero, ésta compañía. Es decir, decidirnos sin estos prejuicios, esos prejuicios que muchas veces hacen que hayan barreras muy grandes entre la gente y los chicos, ésta “Casa de Belén”, ya tiene un camino recorrido que hace que la gente ya esté ligada, estos muchachos, estas chicas estén ligados y se han sentido queridos, no se han sentido condenados con la mirada. Entonces, el primer paso siempre es esto, romper estos muros que se generan, y después acompañarlos a través de las reuniones, de la amistad y después, en algunos casos cuando se forman un grupo que va coordinando, posibilidades de desintoxicación y de camino espiritual. Siempre el camino espiritual ligado a una propuesta que sea realmente, espiritualmente equilibrada. Los fanatismos religiosos no ayudan para nada, no es reemplazar la droga por otra “droga” que significa repetir frases religiosas de memoria. En la mirada que tenemos de los “Hogares de Cristo”, es cómo van asumiendo una espiritualidad, dónde van valorando su vida, valorando las capacidades que Dios les regaló, valorando la presencia de Dios; que en su vida hay un horizonte, una esperanza, muchas cosas que tienen que ver con una espiritualidad cristiana que hemos vivido y ha enseñado la Iglesia en mucho tiempo, y que nosotros tenemos que transmitirla en los pibes y eso ayuda muchísimo.
Después bueno, después de ese camino, nosotros tenemos muchos chicos que han hecho lo que se llama “La Granja”, que por ahí son 4/5 meses, otros no. Yo tengo algunos de los pibes que no necesitaron ir a una granja y se han recuperado en las mismas casas. Por ejemplo, en la “Casa Belén”, seguramente muchos chicos se van a recuperar por el simple hecho de estar todos los días con las reuniones de autoayuda, las reuniones de profesionales que se acerquen, con los voluntarios que colaboran. Eso ya hace que tengan un marco que no tuvieron hasta ahora, hasta ahora estuvieron solos y la única oferta que tuvieron fue la droga.

Periodista: – Padre, está muy vinculado el porcentaje de adolescentes vinculados con la droga, con el delito también, y en las cárceles se sigue manteniendo, se replica lo que pasa afuera, adentro. ¿De qué manera se puede trabajar allí?
PP: – Sí, hay que trabajar los valores. Por eso para nosotros no es solo el problema de la sustancia y el chico, porque se puede resumir que en muchos lugares el problema es la sustancia y el chico. Pero hay que trabajar en los valores, lo que al chico lo edifica como persona, lo que le hace bien, lo que le hace mirar el futuro y pararse en la vida de una manera positiva, de aquello que lo va separando de la sociedad, lo va separando de la gente, y lo va llevando a un camino de autodestrucción, o destrucción del otro; como puede ser el ejercicio de la violencia.

Periodista: – Ver la posibilidad de tener otra casa, ¿esto nos da a conocer que estamos peor en Bahía Blanca en droga?
PP: – Yo no conozco tanto Bahía Blanca, de los representantes de las ciudades del Gran Buenos Aires, es muy complicado, Rosario es muy complicado, en las villas de Capital es complicado, las villas de Salta son complicadas. Uno que va recorriendo el país, y va conociendo los lugares más pobres, a veces me toca visitar provincias y cuando vuelvo me dicen: “¿Y? ¿Qué te pareció tal provincia?”. No sé, yo solo conocí las villas de ahí. Y bueno, en todos los lugares está picante y complicado ante no llevar, como decía recién en la pregunta que me hacía el colega tuyo, no le dan la importancia necesaria a éste tema y han abandonado un poco a la buena de Dios lo que le pasa a todos estos chicos.

Hogar Casa Lujan Bahía Blanca

Enrique González “Quique”,  esta trabajando en el equipo de coordinación de un hogar de Cristo en Bahía Blanca, que hoy está situado en Moreno 220,  se llama “Casa Luján”. Expresaba a nuestro medio: «hacemos algunas actividades en calle, pero el dispositivo que estamos usando ahora de encuentro es “Casa Luján” de Moreno 220.

DS: – ¿Cuáles son las actividades en las que están orientadas?

EG: – Hoy estamos trabajando desde la 1 de la tarde, a las 6 de la tarde todos los días empezamos el almuerzo, después hay varios talleres, algunos que son cursos de iniciación al trabajo, otros que son huerta, guitarra, baile. Tiene que ver con ofrecer multiplicidad de opciones para acompañar muchas veces la soledad que da la vulnerabilidad, vamos ofreciendo múltiples propuestas que inviten a algo te está esperando, a seguir adelante.

En realidad, en esta temática de los hogares de Cristo, nosotros partimos de dos grandes consignas que un poco tiraba Francisco (Bergoglio) en aquel entonces en Buenos Aires, cuando empieza “Pepe” Di Paola, de empezar esto de los hogares de Cristo junto con otros curas, que era la idea de abordar la vida como viene, de recibir la vida como viene, con todo lo que trae y de animarnos cuerpo a cuerpo. Entonces, un poco, a partir de estas dos cuestiones, se fueron abriendo hogares de Cristo en distintos lugares, y acá en Bahía veníamos haciendo un trabajo en calle, con calle Belén, y en contacto con hogares de Cristo, empezamos a pensar esto de tener una casa que también reciba.

La idea de la casa es esa, un poco recibir un montón de situaciones de vulnerabilidad donde, una de las temáticas muy fuertes es el tema de adicciones, o de consumos problemáticos compulsivos que se van generando con la soledad, también por una sociedad que lo va proponiendo y sumado a la vulnerabilidad, te lleva mucho. Entonces a partir de eso, la propuesta es esta de la contención.

La casa está abierta, todo el que viene se siente recibido y vamos acompañando, no resolvemos nada, sino que acompañamos a empezar a pensar cosas.

DS: – ¿Cuál es la franja etaria que trabajan mayormente?

EG: –  No tenemos franja etaria, en realidad, con esta idea de casa abierta y de recibir la vida como viene esa es una de las cosas que hemos roto. En general, los hogares reciben todo lo que sea, y vamos construyendo familias, esta idea de generar un lugar que te recibe con alegría y a partir de ahí, encontrando que siempre hay algún emergente, algo desde dónde vos podes volver a soñar, vivir, dónde empezás a proyectar tu vida. Trabajamos mucho en esto del proyecto de vida, y muchas veces, eso nos lleva a trabajar particularmente el tema de adicciones algunas otras cuestiones de salud mental, más allá de que nosotros las adicciones las pensamos mucho más allá de la salud mental. Es eso, recibir, nosotros decimos que trabajamos la soledad, el hecho de estar solo por distintas razones es lo que te lleva muchas veces a romperte de muchas maneras.

Periodista 2: ¿Cómo es la articulación con el Estado Municipal y con el Estado Provincial, que suelen ser los que están más a mano de las organizaciones?

EG: – Nosotros con el Estado Municipal, empezamos a trabajar en redes, más que nada a partir del trabajo en una mesa de adicciones que hay en el Consejo Deliberante, este año hubo pocas reuniones, pero que hemos estado trabajando ahí para empezar a conocer un poco como está la problemática en Bahía y a los tejidos, las redes que hay. Después, con el Municipio hemos trabajado con Empleo, Promoción Social y actualmente con alguna ayuda que nos están dando para la posibilidad de conseguir herramientas para algunos talleres, como uno de carpintería que queremos poner en práctica.

Y en términos generales, estamos tratando de entrar en diálogo en algunas emergentes que vamos viendo, que necesitan ser tenidos en cuenta en agenda, en cuanto a habitacionales, cuestiones de lugares para los problemas de consumo problemático, que no hay muchos, a partir de la ley de salud mental se ha reducido mucho los espacios que contienen estas cuestiones. También, el área de salud mental de la Municipalidad que puedan contar con psicólogos que muchas veces nos ponen a disposición, coordinamos algunos talleres en común y estamos en mucho contacto con la Dirección de Salud Mental.

DS: – ¿Cómo se sienten ustedes siendo «coordinadores bisagra» de las demandas y cómo las pueden llevar a cabo?

EG: – Justamente esto de acompañar y recibir, y salir al encuentro también de las situaciones, nosotros lo que planteamos es tener un espacio que te reciba y te sientas como en familia y podemos construir como familia. En ese lugar, hay situaciones que son muy paradigmáticas que por ahí cuentan un poco por dónde vamos. Por ejemplo una vez, entra una persona que viene con muchas enfermedades, angustia, muy venida abajo, deprimida, y se sienta a comer y empieza con esto de “mañana no sé para que levantarme, no vale la pena ni que me levante. La verdad que no sé para qué voy a vivir mañana”. Y así arranca, y en esto de estar en la casa, le cambiamos el nombre incluso, porque le entendimos mal el nombre. Cuando descubrimos que se ofendió un poco por eso, más se lo hacíamos, de maldad y en broma, como haces en tu familia cuando le encontrás algo que le molesta. Y estuvo bien, porque ese cambio fue una humorada, y a partir de ese chiste, se empezó a parar distinto, a venir distinto, a compartir, a divertirse, a estar, compartir los talleres, se sentía contento. Lo que vemos es esto, que hoy camina la casa contento, y a partir de ahí si vamos trabajando cuestiones médicas, nos ponemos en contacto con las salitas médicas, el doctor que lo está atendiendo, endocrinólogo, distintas situaciones que van necesitando ayuda, pero invitamos a que se anime a vivirla. Por ahí, no es ir a hacerle las cosas, es acompañarlo una vez, después que se destraba ya sigue solo; pero ya tiene ganas… tiene ganas de vivir. Después, vamos proyectando cuestiones laborales, de educación y médicas, más que nada esos tres son los ejes, pero vamos a ayudarlos a encontrarse con las puertas de entrada a la solución. Y una vez que el vínculo está establecido, siguen.

Un poco es eso, no crear dependencia, sino que crear familia. En una familia, vos entras a tu casa y sabés, que aunque fuiste hijo, seguís siendo hijo y ahora ya no necesitas a tus papás para que te resuelvan tus cosas, vas porque te gusta disfrutar.

DS: – Generar la familiaridad.

EG: – Si, la familiaridad. Vos venís, porque te hace bien a tu vida y no siempre te resolvemos cosas, porque nos acompañamos. Y muchas veces en esta riqueza, una cosa que entendimos con “Hogares de Cristo”, tomamos una parábola que nos gusta mucho que es la del buen samaritano, que parece que el centro está en el que viene y ayuda al otro, y en realidad el tesoro está en ese que se deja ayudar y te salva  a vos en tu humanidad. Fuimos aprendiendo eso, cómo juntos nos acompañábamos y nos íbamos salvando nuestra humanidad, nuestro ser, nuestras sensibilidad, nuestro ser humano, nuestra felicidad.

Vivimos con mucha alegría. Vos me decías esto de ser bisagra, es difícil, sí, hay cuestiones a veces políticas, de recurso, del contacto cara a cara con la gente, las angustias, incapacidad, desborde, faltan recursos. Pero, como en una familia, esto de ir resolviendo contentos la vida o buscando; y buscamos juntos.

DS: – Las personas que se quieran acercar al centro?

EG: – Estamos en Moreno 220, en “Casa Luján”, teléfono de referencia, puedo dar el mio, 155744324 y tenemos una página www.callebelen.com.ar, ahí vamos contando un poco lo que va pasando en la Casa y hay una página nacional de familias de Hogares de Cristo, donde cuenta nuestra mirada y maneras de encarar las cosas y mucha bibliografía para estudiar, hay cursos, uno para el trabajo en acompañamiento más que nada en situaciones, por ejemplo, de consumo problemático.

DS: – ¿También se pueden acercar las personas que quieren colaborar?

EG: – Totalmente, es casa abierta, no pedimos recibo de sueldo para entrar. Cualquiera que se acerque, participa desde la comunidad, ya te digo, empezamos con un almuerzo al mediodía, a la una arranca a cocinarse, porque son los tiempos de la calle, pero 14:30, estamos comiendo, y entre todos vamos armando y haciendo distintas tareas. Hay muchas propuestas que surgen del que se acerca a colaborar y van surgiendo un montón de ideas.

DS: – ¿Con cuántas personas hoy están contando para el comedor? ¿Cuántas personas asisten?

EG: – Están yendo cerca de 30 personas diarias de forma itinerante, y otro día más, muchos más. Pero en general son unas 30, que vienen todos los días y algunas que van pasando por situaciones específicas que están de paso en Bahía, están solo en calle, tuvieron una situación y se decidieron acercar, hay gente que va rotando, y las que van bastante fijo. En las actividades se va sumando gente, por ejemplo, en los cursos que estamos haciendo con Empleo de iniciación laboral, de iniciación al trabajo, y tenemos 3 de 30 chicos, y está bueno, porque a partir de eso empezamos a conocer también a muchos de los chicos que no se acercaban porque no conocían y tienen realidades bastantes complejas.

Nota Diego Salvadori – Cobertura periodística: Gustavo Favata – Fotos propias, web y Arzobispado de Bahía Blanca.

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