Tato Corte. Presentación del libro Aprendiendo Wizún

El sábado 7 de octubre de 2017, Tato Corte presentó un libro que se titula “Aprendiendo Wizún”. Es el recorrido que ha hecho para comprender, ver y valorar, la cerámica preexistente en estas tierras patagónicas, en un momento que “parecía que nada había existido”.
El acontecimiento se realizó en el Salón de los Fundadores de Colón 80, UNS.
Presentaron Mónica Oliver, Emilio Villafañe y Fabiana Méndez. Cantó Millaray Nahuelpan Riveros, acompañada por la guitarra de Alejandro Fernández.

Evento: Mónica Oliver es su compañera de vida y de sueños. Emilio Villafañe es ceramista reconocido nacional e internacionalmente, ya que ha sido Director de la Escuela de Cerámica de Avellaneda, además reconocido por ser un gran difusor de la cerámica. Fabiana Méndez, es alfarera, mapuche, cuarta generación de ceramista y su familia, participa activamente en la recuperación cultural de su pueblo a través de la Agrupación Kumelen Newen Mapu.
Fue un encuentro muy emotivo, donde se acercaron muchas personas a dar su abrazo, su presencia, su calidez.

Agradecemos profundamente desde Bahía Blanca a todas las personas que colaboraron, se acercaron, compartieron esta fiesta de nacimiento donde Tato pudo volcar sus experiencias, observaciones, relatos, testimonios, dudas, su gran amor y respeto por los pueblos que nos precedieron en el tiempo y aún hoy están entre nosotrxs.

Aquí están las palabras de presentación de Mónica Oliver:
¡¡Buenas tardes a todas las personas presentes!!
Comenzamos este encuentro celebratorio con un breve poema de Octavio Paz, que dice:
“para que se pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta hambre de ser, oh muerte, pan de todos (…)”
Pan de todos, mundo con otros y otras que le dan plena existencia, así podemos aproximarnos a Tato, a su concepción comunitaria del mundo, enlazado con cierta ingenuidad optimista, que le permite andar por el viento Andar por el viento con absoluta comodidad y fluidez. Especie de fruto con muchas semillas a desparramar, sin avaricia, por la tierra.

Estamos aquí para celebrar, con esta sencilla ceremonia, con la presencia imprescindible de Ustedes, el nacimiento de este libro. Libro, que es la síntesis de un camino recorrido, a recorrer, en tránsito, hecho, deshecho, rasgado, que tiene la enorme virtud de mirar y ver, lo que una cultura racista nos tenía vedado.
Como dice Erwin Quintupill – Saltapura.
“Les falta una mirada, un ojo, aquel que puede ver lo distinto.
Con el único ojo que les queda sólo pueden ver su propio rostro, nunca el de los demás
así van, pequeño hijo, las gentes que no conocen en la planta de sus pies
la calidez de la tierra.

Así van, como si lo existente antes que la humanidad inventara su propia mirada hubiera dejado de existir o nunca hubiera existido, como si antes de él nada hubiera respirado.”
Tato ha hecho lo contrario. Ha podido ver. Puede ver. Ve y nos muestra al resto, lo que ve.
Aquí hay un amoroso lazo entre el hoy y el hace cien años atrás. Entre el hoy y el apenas ayer, que en el tiempo de los siglos no es más que un instante. Hay un amoroso encuentro con un pueblo y una cultura que nos precede, que habita desde lejos y de la distancia estas tierras, con una fuerte y maravillosa cosmovisión del mundo. Una cultura y un pueblo que a pesar de las matanzas, los desprecios, la imposición de los conquistadores, ha logrado sobrevivir, mantener la lengua, siturarse, recuperar sus costumbres, usos, ceremonias, fundamentalmente su dignidad y late viva con su presencia.
Por eso hablar de este libro es hablar del respeto por la sabiduría ancestral. Por eso tenemos aquí la presencia de los abuelos, de las abuelas, que fueron quienes nutrieron con su memoria esta reconstrucción de la alfarería.
Cuando lleguen otra vez los peces
a la orilla de la playa
tejeremos el tiempo
de los abuelos de este mundo.
Juan Paulo Huirimilla Oyarzo – Calbuco

En la mesa Emilio Villafañe, Fabiana Méndez y Tato Corte nos brindaron sus palabras.
Luego hemos tenido el gusto de escuchar a Millaray Nahuelpan Riveros y el guitarrista Alejandro Fernández.
Finalmente vamos a brindar con buen vino y panes para celebrar comunitariamente.

Nota: Blanca Visani

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