¿Realmente las redes sociales y las nuevas tecnologías son peligrosas, o es el usuario quien las convierte en un arma? Sebastián Bortnik, presidente de la ONG Argentina Cibersegura, nos responde a este interrogante cada vez más presente.
Argentina Cibersegura, una organización sin fines de lucro, fundada hace cinco años, tiene por objetivo educar a la sociedad sobre los riesgos en internet. Para ello, trabajan con niños, padres, docentes y gente de la tercera edad, enseñándoles qué riesgos enfrentan cuando utilizan la tecnología.
“No es fácil educar a la gente, está muy instalado el concepto de que en la computadora no pasa nada”, explica Sebastián Bortnik, quien a su vez es Gerente de Investigación y Tecnología en ESET Latinoamérica. “Es una tarea difícil, que sabemos que nos llevará tiempo, pero estamos convencidos de que lo que hacemos es necesario, es un aprendizaje que como sociedad tenemos que tener”, 
sostiene.
“Me pregunto cuánto los padres se preocupaban antes, por encontrar una buena niñera y cuánto lo hacen ahora en la educación en cuanto a la tecnología con respecto a sus hijos”, afirma el investigador, sobre el punto de que la computadora y las redes sociales ocupan el lugar de institutriz. Aun así, para Bortnik el contacto de los niños con la tecnología no es negativo: “Es una forma de que canalicen tiempo y aprendan, pero la computadora es mucho más, es un accesorio que es casi una parte del cuerpo del chico, a través de ella, viven».
Huérfanos digitales
Los niños están solos ante la tecnología. Estamos en un punto en el que las nuevas generaciones siempre van a saber más que los padres en cuanto a tecnología, pero eso no es razón para que, ante ella, estén a la deriva. «La idea de que porque los chicos utilizan la tecnología con mayor facilidad no necesitan nuestra ayuda, es un mito», asegura Bortnik, quien también dice: «Nos relajamos y son huérfanos por consecuencia de esa idea, tienen padres muy presentes en muchos aspectos de su vida pero cuando se sientan frente a la computadora, están solos».
Bortnik, en esto, asegura que la solución es comprometerse: «El primer paso es involucrarnos, darnos cuenta. Los padres me dicen que la tecnología no les interesa y yo les pregunto si les importa la vida de sus hijos, porque ellos viven en la tecnología, entonces no hay muchas más opciones».
¿Acceso a tecnologías y a redes sociales es lo mismo?
Para el experto, la respuesta es negativa. «Está bien que tengan acceso a las tecnologías pero no que sea ilimitado, internet no fue pensado para tener ese tipo de controles, entonces los controles los tenemos que poner nosotros», indica, mientras ejemplifica que la red no distingue entre «un sitio con ositos de peluche y otro con pornografía infantil».
«No hay que discutir el acceso a la tecnología, pero sí cómo se accede y para eso hay que combinar las herramientas de control parental, que son las que permiten controlar que tengan acceso pero que no sea ilimitado, y el acompañamiento con educación».
Grooming, niños en peligro
Cuando un adulto se contacta con un menor a través de internet para generar acciones o conversaciones de índole sexual, recibe el nombre de grooming. Hay una ley, impulsada por Argentina Cibersegura, que penaliza con entre 6 meses a 4 años de prisión a quien por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones, o cualquier tecnología de transmisión de datos, contacte a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma.
«Después del caso Micaela, en Bahía Blanca hubo otro, el de Micaela pasó a mayores porque hubo un asesinato, pero el grooming es algo que pasa constantemente, donde se expone la vida, la privacidad y la sexualidad de los chicos, por lo que debe denunciarse porque hay una ley que lo contempla», apunta Bortnik.
Bortnik explica que las señales de advertencia de que nuestros niños pueden estar siendo víctimas de grooming no son simples de detectar: «Lo mejor es fomentar que los mismos chicos ante la duda contacten a un mayor y pidan ayuda, pero las alertas pueden tener que ver con un cambio en la forma en la que se relacionan con el teléfono o la computadora, que de repente estén más recelosos de su privacidad, que el uso sea obsesivo, que de golpe modifiquen su vestimenta o lenguaje, que utilicen un lenguaje al que no están acostumbrados y que pueda indicar que están hablando con un adulto, pero son mensajes muy sutiles».
¿Facebook es para los niños?
El caso de Micaela Ortega, la niña de 12 años que fue asesinada luego de encontrarse con un hombre que previamente la había contactado por Facebook, abrió un debate en el cual los padres comenzaron a preguntarse si los niños deben tener cuentas en esta red social y de ser así, si los adultos deben tener acceso a las mismas. Para el presidente de Argentina Cibersegura, «los chicos no deberían tener Facebook antes de los 13 años, pero no es fácil que tu hijo sea el único que no lo tenga, si todos los chicos tienen. Entonces, hay que ver qué hacemos, si empezamos a fomentar que los chicos no usen una herramienta para la que no están preparados o acompañamos las masas y como todos rompen las reglas, nosotros también».
«Deberíamos comenzar a hacer acuerdos como escuelas, para decir que todos los chicos del curso dejen de usar Facebook y busquemos otra red social, como Club Penguin, que cuide mucho más que el acceso sea de menores de edad, que tenga otras reglas, porque Facebook es para adultos, y está pensada para eso», manifiesta Bortnik.
Según agrega, sobre el punto de tener la contraseña o el acceso a los perfiles de los chicos, depende de la edad y del acuerdo que se haya hecho con ellos, «no lo veo descabellado cuando es chiquito, pero a la larga siento que no es la solución, en el caso Micaela está muy claro, la madre tenía acceso a una de las cuentas y eso generó que ella tenga otras cuentas ocultas».
De este modo, la conclusión del experto es clara: las redes sociales y las nuevas tecnologías no matan ni son peligrosas, si se las usa con responsabilidad y se aprende a mantener un dialogo sobre ellas y no sólo con ellas.