Deja Vú bahiense

Editorial 142 –

Están firmando libros ajenos, comprando libros con caramelos
Están sin alma en todas las fotos, están burlándose de nosotros
Están tapando mal el pasado, con los testigos amenazados
Están actuando frente al espejo, están siguiendo malos consejos
…Uhhhhh. .. Qué deja vu…. Qué deja vu……..……………………………………………………………
“No es por mi futuro personal, sino por el de Bahía”. ¿Les suena esta frase? La pronunció hace 4 años Cristian Breitenstein cuando blanqueó que su candidatura a intendente en 2011 había sido peor que testimonial y tras ganar las elecciones, violentó la voluntad popular y se fue a La Plata. Aquel argumento resultó, a la larga, totalmente falaz y opuesto a la realidad, porque su presencia como ministro no le dejó absolutamente nada bueno a la ciudad. Y mientras a él le valió algunos puntos de rating (sin exageraciones tampoco) en la política provincial y nacional, a nivel local solo le resultó un boomerang ya que su figura está lejos de estar hoy entre las mejor consideradas de la clase dirigencial bahiense. Todo lo contrario. Ni sus propios candidatos lo quieren cerca…

Cuatro años después, aquella misma frase vuelve a sonar en el escenario político de la ciudad. Y en este caso, en boca de la personificación del lastre que Breitenstein dejó a su salida. Efectivamente, la pronunció el intendente no electo al fundamentar su precandidatura por el Frente Renovador a diputado nacional (qué generosa que es la política, ¿no?). Así respondió Gustavo Bevilacqua cuando la prensa lo encontró (todo un hallazgo encontrarlo en estos tiempos en la ciudad) en un acto en el hospital municipal. Aseguró (aunque nadie vio la lista oficializada todavía) que ocupará el sexto lugar en el tramo de la boleta que acompañará, en una punta de la papeleta, a Sergio Massa para la presidencia y en la otra punta a su padrino político, Dámaso Larraburu. Menuda tarea le deja el discípulo a su factótum, casi como levantar un muerto, más allá de los dichos voluntaristas y huecos como el que pronunció en ese encuentro: “dejo una ciudad ordenada” (que nos diga adónde, así vamos a buscarla…)
No sabemos si será por el escaso contacto que tiene últimamente con la prensa, pero cada vez que Bevilacqua habla, parecería que está cada vez a más millones de años de luz de la realidad bahiense. (¿será por sus constantes viajes a Tigre u otros distritos de la provincia como el que esta semana lo mostró en Mercedes?). Admitió, casi como único defecto, que su gestión pecó de “mala comunicación”. Justo un intendente que, al igual que su antecesor, ha multiplicado la pauta publicitaria en los medios amigos, al tiempo que la restringía o la hacía desaparecer en aquellos que no sostienen su relato (porque lo del relato, no es una exclusividad kirchnerista, ¿eh? También hay relato massista, relato macrista, relato sciolista y siguen las firmas…).
En realidad, el abismo entre el relato larraburista(para hablar claro) y la realidad bahiense ha sido una constante en todos estos años (y no hablamos de los últimos cuatro). Desde que trajeron a Plaza y Covelia y después ellos mismos, se llevaron a Plaza y Covelia y trajeron a SAPEM. Desde que se llenaron la boca de transparencia (a Bevilacqua se le escapó también ese latiguillo en la conferencia de prensa de esta semana) y adjudicaron licitaciones a empresas amigas o allegadas. Desde que taladraron con estadísticas mensuales (¡mensuales! Habría que mandarlos a estudiar un poco de estadística) sobre disminuciones en accidentes de tránsito y en casos de intoxicados con monóxido de carbono (no en vano la mayoría de las pautas municipales de publicidad versan sobre esos dos tópicos), hasta que los choques y heridos comenzaron a multiplicarse y en la primera semana de invierno que llevamos, ya hubo más casos de internados con emanaciones de gas que en casi todo el invierno 2014. Desde que Bevilacqua jugaba a las escondidas con Scioli y argumentaba que no viajaba a reuniones políticas, porque prefería trabajar a ir a aplaudir y ahora, desde que le presentaron a Massa como la nueva zanahoria a seguir, hace todo lo contrario: no está nunca ni trabaja por acá, para mostrarse junto al candidato donde sea. Ni que hablar de la negación de la evidente y documentada realidad sobre la tardía y oscura reacción de él y sus colaboradores ante el caso DaianaHerlein que, en otro contexto, se habría llevado puestos a varios personajes.
Estamos a las puertas de otra elección. Venimos de demasiados años de gobiernos que representan poco y nada los intereses de los ciudadanos bahienses y que son manejados desde las sombras por titiriteros a los que los hilitos se le ven desde la Vitícola. Por eso, cuando vuelvan ciertas frases, nos hablen de que hacen lo que hacen, no porque piensen en ellos mismos, sino porque están pensando en nosotros, no nos dejemos engañar. Y entendamos que cuando se la pasan viajando porque buscan “lo mejor para Bahía”, en realidad están buscando llenarse sus propios bolsillos de candidaturas y puestos políticos. Que como canta nuestro Zambayonny, esta vez el Deja Vu, nos haga reaccionar.
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Estan batiendo los sonajeros, con traje y casco entre los obreros
Están rompiendo platos de otros, están tomando fuera de foco
Están diciendo “firmen, carajo” antes que todo se venga abajo
Están hablando de lo que pasa, desde allá lejos en la terraza
Y canta…. Uhhhh…. Qué deja vú….Qué deja vú…..

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