¡Ay Onur, Onur y Las mil y una noches!

onurEstá en la mirada celeste de Onur la dosis que la mayoría mujeres argentinas necesitan cada noche como el aire. Eficaz medio para la creación romántica de cada una.. Desahogo frente a tantas exigencias que dominan la vida actual. No son pocas las dicen sentir en esos instantes, algo superior a lo vivido durante la efervescencia del primer amor y que no tiene alcance superficial, sino profundo para la sensible intimidad femenina. Como cuando muertas de amor y a escondidas, escribían poemas. Si alguien, -cosa que sería extraño-, no sabe de qué se trata, es porque no tiene mujer ni televisor. Esto se basa en que de lunes a viernes, a las 22 horas comienza cada capítulo de Las mil y una noches. Ahí, se paran los relojes y salta la conmoción renovada. La cocina de los hogares entra en alto receso. El silencio, -por exigencia- se hace más profundo. Y si alguien está consumiendo su cena, que no ose siquiera efectuar el mínimo sonido de cubiertos al llegar al plato. Porque ahí está Halit Ergenc, el actor que da vida a Onur Alkazar ofreciendo su voz y su mirada. Su mirada infinita desde la profundidad de sus ojos azules. Tan azules, que como una usina emite desde todos los cielos del Universo. Y a la mayoría de las mujeres argentinas se les vuelve imposible resistir a esa seducción arrolladora y del beso que en principio, tarda en llegar. Y cuando llega, titilan las estrellas, aparece el colibrí y las flores despiden el más exquisito de los aromas. Un sentir colectivo, que las envuelve en un halo romántico, en instantes de locura, aunque parezca impropio de los tiempos que corren.

¿Cuándo empezó este embelezo? Es que no lo saben precisar porque parecieran haber perdido el sentido del tiempo. Si bien Berguzar Koule, en su rol de Sherezade que es una mujer altísima y hermosa, es él, él y más que nadie él, el que para ellas cuenta, el que hondamente las cautiva. El que satisface así sus ímpetus vitales e impulsa para que en su intimidad, ellas, encuentren el medio de creación romántica. Y las potencian saliendo de la realidad dotada de tantas exigencias que impone el mundo de hoy. Como un necesario desahogo que las lleva a sumergirse en las secuencias qué otorga esa historia.

Sherazade y onurLa misma historia que facilita la entrada a una situación de roces que a esa hora se incrementan en ciertos hogares –más que en otros-, en los que sólo disponen de un televisor. Son las diferencias entre el hombre y la mujer de la casa. En instancias en que cada uno descalifica el gusto del otro. Desde el universo masculino, intrigadísimos los hombres, preguntan hasta el cansancio: “Qué le viste a este tipo feo, ancho de cuerpo y para más, pelado?” ‘Ni siquiera vale responder, dice Mariana con manifiesta indignación y continúa: Qué los maridos mueran de celos, qué sigan nomás con el fútbol”. Cuenta que Marcelo, su marido, va los domingos a la cancha. Por la noche, se regocija o sufre mirando el compilado del partido. Y no termina ahí la cosa, continúa toda la semana, qué si fue gol o no fue gol. O el dudoso penal,: justo o injusto? Así de cansadores están ellos, hasta el nuevo partido del domingo siguiente. Se lo ve como obnubilado frente a la pantalla del televisor”.

La serie de televisión turca, antes que en Buenos aires, fue emitida y por primera vez en idioma español en Chile. Luego en Colombia. A partir del 5 de enero de 2015 es emitida en Argentina, en horario central. En marzo aparece en Brasil. Es un tema recurrente: En la TV, los panelistas en medio del habitual griterío suman horas analizando la elevada aprobación que de parte de los argentinos, recibe la teleserie. “Un verdadero fenómeno”, dicen. Y obsecuentes -con lo que creen que es justo-, salen en defensa del trabajo actoral local, sin siquiera examinar demasiado.

La historia se desarrolla en Estambul ante el influjo de la Mezquita Azul. Con los buenos y los malos que habitan en toda novela. La trama esta entre Sherezade, una talentosa arquitecta que trabaja en una empresa constructora que pertenece a Onur Aksal, que son ante todo, el eje de esta historia. Van y vienen en las instancias cotidianas, transitando el significativo puente que enlaza los dos continentes: Europa y Asia. Las casas de los personajes de muy buen pasar, mostradas al detalle, invitan a ser espiadas y admiradas. Dentro de esos hogares, es posible conocer la cultura del mandato de los inflexibles padres que inducen a sus hijos a la obediencia. Si bien, en estos tiempos que corren, los jóvenes, tienden a los tirones a desistir de las rigurosas reglas ancestrales.

De cualquier manera, esos brotes de romanticismo, que de Onur fluyen, atraviesan la pantalla, a la vez que persiste en los negocios de música. Según Jorge, titular de un local de la peatonal bahiense, manifiesta que cuando un cliente pide un CD de un tema cualquiera, cinco compran Jenerik, la música de la novela.

En las agencias de turismo, “es claramente palpable la preferencia: La gente, solicita información acerca de viajes que incluya Turquía”. Así lo destaca la Licenciada Hebe Inés Gazo Iuale, desde una agencia de turismo de Viedma. Como Claudia, quien trabaja en otra agencia de Bahía Blanca, al respecto, coincide: “Esa tendencia ha tomado un incremento de manera considerable”. Turquía es el sexto destino turístico más importante del mundo por su creciente número de visitantes. Teniendo en cuenta que Las mil y una noches se comenzó a emitir en 2006, cabe relacionar su influencia hacia ese destino. Desde 2007 a 2012, el número de turistas internacionales aumentó en un 37%, lo que permitió alcanzar más de 31,5 millones de visitantes extranjeros. La industria del turismo en Turquía ha crecido por encima de la media mundial en los últimos años y la contribución directa del sector al PIB ha alcanzado los 30 billones de dólares en 2012. Los tocados por este impacto al corazón, (que no pocos llaman fanatismo) en América Latina pretenden perpetuar en sus hijos, los nombres Onur y Sherezade. De acuerdo a las estadísticas del Registro Civil chileno, recogido por Notimex, hasta agosto del 2014, un total de 15 padres les pusieron a sus hijas el nombre de Scherezade. Mientras que cinco padres bautizaron a sus hijos con el nombre de Onur. En Argentina va en avance la tendencia. El sociólogo Carlos Livacic, aseveró que este “fenómeno es muy común. Hay que señalar que hay gente que construye su vida entorno a las teleseries”, comentó.

Por: Blanca Visani

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