Las movidas de Breitenstein en el ajedrez bahiense

Editorial 131 –

BtgMO1hIQAA2ZpF0001“Hoy más que nunca somos todos alemanes”. Brasil y Alemania se jugaban la clasificación a la final de la Copa del Mundo en Belo Horizonte y Cristian Breitenstein expresaba a través de su cuenta en Twitter de qué lado estaría su corazón a la hora del choque decisivo. “Gooool”, “Goool, Klose” y “Mineirazo!” fueron sus comentarios en la red social, a medida que se iba edificando el histórico 7 a 1. Al día siguiente se esperaba que el ministro transmitiera sus sensaciones sobre la otra semifinal, que enfrentaba a nuestra (y suya) Argentina con la fría y alejada Holanda en San Pablo. Sin embargo, silencio de radio, silencio de Twitter. Nada. Ni una referencia. Ni antes, ni durante, ni después de los penales que depositaron al equipo de Sabella en otra final del mundo, 24 años después. Y justo ante su añorada Alemania. El ex intendente bahiense reapareció en la red social del pajarito, solo después de consagrada la ajustada victoria teutona en el Maracaná. Y fue para saludar al equipo argentino por su “impresionante tarea” y su muestra de “esfuerzo y perseverencia”.

Justo después de que una investigación periodística lo ubicara demasiado cerca de Juan Suris y el Tribunal de Cuentas emitiera su opinión técnica desfavorable sobre la administración del Coprotur y decidiera multar en cifras importantes, de seis dígitos, tanto a su presidente (Sergio Paladino) como a su tesorera (Soledad Espina), el fugado intendente bahiense se decidió a volver a la acción. Y a través de su “agencia de empleo”, de la cual ya se favorecieron varios (Borelli, el propio Paladino, Otharán, Ombrosi, González Muñiz, Ciccola, Rizzo y siguen las firmas) logró colocar a dos de sus alfiles, en puestos clave del poder provincial en Bahía Blanca El mecánico trasandino Carlos Moreno Salas, disclipinado presidente del Concejo Deliberante que le aseguró el voto favorable a su pedido de licencia y todo aquello que no fuera cuestionamiento a su gestión anaranjada, logró finalmente instalarse en el ministerio de Trabajo, luego del frustrado intento de la CGT bahiense de entronizar allí al lucifuercista Roberto Ercoli en lugar del lopesista Carlos Arrigoni. Más tarde, fue el turno de instalar en la Región Sanitaria Primera al médico Guillermo Quevedo, otro soldado que, en una batalla que duró muy pocas horas y pocos recuerdan, no tuvo problemas en dar la cara por una fugaz lista que Breitenstein armó dentro de la interna del Frente Renovador, hasta que el armador del massimo en Bahía y la Sexta, el padrino… político del propio Breitenstein, impusiera, como pasa casi siempre, a sus propios peones para la competencia.
La mejor forma de celebrar a los dos empleados del mes que consiguieron sus nuevos puestos, fue con una reunión política de la que muy poco trascendió. El médico y dirigente mensana Jorge Draghi, a través de su cuenta de correo, dio cuenta de ella con un sucinto y bastante mal redactado comunicado en el que se limita a expresar que el interino, elegido, reelecto, licenciado y luego renunciado ex intendente, había transmitido a sus seguidores la intención de seguir consolidando su “modelo de gestión”. ¿A qué modelo se estaba refiriendo? ¿Al del manejo del Coprotur, que acaba de ser repudiado por el Tribunal de Cuentas? ¿Al que sostenía que a Bahía Blanca no le hacía falta oposición? ¿Al que sentó las bases en el año 2007 para expulsar a los cartoneros del micro centro, a través de un decreto que ahora desempolvó Bevilacqua con el mismo fin? (vieron que al final no eran tan “distintos” pese a sus colores naranja y celeste). ¿Al modelo representado por un jefe comunal que calificaba a Vicente Massot como el “director de un medio importante de la ciudad” y al que se lo había “injustamente etiquetado” como adherente a los postulados tortuosos de la dictadura que ahora está siendo juzgado por delitos de lesa humanidad y la desaparición de dos obreros gráficos? ¿Se estaría refiriendo al modelo de gestión al que las lluvias salvaron de una de las peores emergencias hídricas entre 2008 y 2009? ¿Al que trajo a Plaza y Covelia, que le costaron millones de pesos y dolores de cabeza los contribuyentes bahienses? ¿A qué modelo de gestión se estaría refiriendo? ¿Al que representa quien, después del escandaloso Coprotur, todas las encuestas ubican su imagen varios escalones por debajo de lo que supo lograr, en sus mejores épocas de reparto de pauta publicitaria que le aseguraba protección en el 90% de la prensa?
Esta suerte de reentré de Breitenstein en la escena política bahiense estuvo acompañada del cotillón preelectoral que tan bien, como quedó demostrado con el Coprotur, sabe manejar (y gastar, más que nada). Así, sus seguidores, como muestra la foto, salieron el último fin de semana detrás de su peón en el Concejo Deliberante, a vacunar contra la gripe con las flamantes gorritas de Scioli 2015, cuando todavía falta más de un año para que se realicen las elecciones internas.
“Hoy más que nunca, somos todos bahienses” le faltó tuitear para hacer más completo el circo del regreso. Aunque claro, sabemos que no son precisamente los colores bahienses, ni los celestes y blancos, los que le hacen latir su corazón.

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