LO QUE EN VERDAD REVIENTA SON LOS MÁS PAPISTAS QUE EL PAPA…

Editorial  Atico 100 –

101208 CRISTIAN CON EL PAPA BENEDICTO XVILa noticia de un Papa argentino tiene tal tamaño que asusta. Casi no hay forma de medirla desde una perspectiva contemporánea…
Esta dimensión, puede decirse, aplica no sólo a los católicos sino también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que habitan este suelo.
Semejante impacto tal vez tenga una magnitud tal que desnude, revele y rebele con una claridad e incandescencia que hace ver a ciertas cosas más como son que nunca antes.
Y en eso también se incluye a hombres y mujeres de no tan buena voluntad que habitan este suelo.
Bajo semejante luz los buenos se ven más buenos y los otros, peores que nunca…
Escorias tales cuyo desprecio por el prójimo los lleva a subestimaciones alevosas y sobreactuaciones deplorables.
Que alguien siquiera considere que, para sacar provecho propio, puede, literalmente, colgarse de lo que significa que un compatriota haya sido ungido para calzarse la más singular sotana blanca que existe sobre la Tierra, es de una miseria moral alarmante.
Tipos que se mandan la parte y se jactan hubo y habrá en todas las épocas y en todos los ámbitos.

images (2)Pero una cosa es un “fanfa” que acodado en un bar se da corte de conocer a gente importante para ligarse una copa de arriba y muy otra un hombre público “twitteando” beatitud, ahora que se puso de moda de un día para otro.

¿Tan escasa consideración tienen por el coeficiente intelectual ajeno para insultarlo de semejante manera?
Más aún, supongamos que, en efecto, quienes salieron de golpe a exudar agua bendita por las yemas afiebradas de sus dedos, tienen una fe cristiana sincera, por amor a esa religión que supuestamente, profesan y los cobija, ¿no evaluarán la posibilidad de callarse la boca?
Aunque más no sea para realmente ayudar a quien dicen admirar librándolo de lastre, o por lo menos, para no tirarles en contra.
Siempre conviene utilizar ejemplos concretos para explicarse mejor.
En verdad: ¿no es un poco chocante que un dirigente tan degradado como Cristian Breitenstein se haya empeñado en llamar “mi pastor” al nuevo Sumo Pontífice?
¿No hace recordar bastante a aquella demasía de “si es bueno para mí, es bueno para Bahía Blanca”, cometida en el instante preciso en que la misma boca escupió la más descomunal estafa a la voluntad popular de la que se tenga memoria en esta parte del mundo?
¿Qué necesidad puede tener un sujeto cuestionado por muy diversas inconductas públicas de proclamar en las redes sociales “su orgullo, su emoción y su compromiso” porque un argentino haya sido designado para conducir los destinos de lo que no dudó en definir como “mi Iglesia”?
¿Lo hará a propósito? ¿De veras lo creerá y lo sentirá? ¿Querrá impresionar a alguien que no le tenga calada su avinagrada catadura moral?
¿No tendrá, aunque sea, un mínimo sentido de autocompasión para decir “pucha, me voy a ahorrar, aunque sea por una vez, que me puteen tanto y tan al divino botón, acá hay mucha gente a la que yo defraudé, estas cosas suenan a provocación”?
Ni pensar una actitud así de su parte a juzgar por la soberbia con la que se ha movido en los últimos años.
Invertida la carga de la prueba quizás se puedan comprender las cosas: ¿Habrá habido alguien entre los mil setecientos y pico seguidores que el actual ministro de la Producción tiene en “twitter” que se haya sentido movilizado por tales expresiones y dicho: “Che, guarda que Breitenstein no dice “nuestro” sino “mi” pastor… seguro que debe conocerlo al nuevo Papa para mostrarse tan próximo a él”?
¿Quedará alguien que pueda creerle, después de, entre otras cosas, haber viajado a costa de todos decenas de veces sin que nunca esas costosas excursiones se hayan traducido en algún resultado concreto?
Ni hablar de la repugnante sobreactuación del “no viaje” a la asunción para hacer caso al pedido del papa Francisco a sus compatriotas de destinar lo que cuesta un viaje a Roma a “obras de caridad”.
En especial en momentos en que la Provincia está en llamas por la cuestión docente.
“El gobernador me dijo que fuera con dinero de mi bolsillo, pero voy a hacer caso a mi pastor y voy a donar ese importe a obras de caridad”, se jactó ante periodistas “amigos” (a los otros los evita invariablemente) en la inauguración de un emprendimiento tan fariseo como él como la FISA, según se verá más adelante en este intento de reflexión, tal vez emparentado al intendente en uso de licencia en su condición de “estafa al pueblo bahiense apañada por los medios de comunicación afines al establishment”.
Que quede claro: no se trata de discutir o criticar una fe personal.
Sí de reclamar un muy básico sentido de decoro y aunque sea unas gotas de pudor.
Mucho más cuando no ha habido siquiera una pizca de arrepentimiento ante pecados tales como la enorme mentira de haber pedido el voto para ser intendente y luego mandarse a mudar o el de despilfarrar dineros públicos en beneficio propio, por mencionar dos de muchos y sin entrar a considerar otro “madajo” de desaguisados, de índole mucho más privada pero, sin dudas, aún más contradictorios, en especial ante semejante vocación por la jactancia.

La capital de la cáscara
Varias veces se ha hablado sobre cierto complejo de los bahienses por no ser capital de provincia y por una larga serie de frustraciones, fruto de la enorme diferencia entre lo que muchos por aquí se creen y lo que realmente son.
Quizás ningún otro caso como el del ministro Breitenstein para abonar esta teoría.
Un tipo que, COPROTUR mediante, se “patinó” 15 millones de pesos de dinero público para hacer campaña por una intendencia que ni siquiera llegó a asumir.
Y no sólo eso, como excusa para disimular lo que de entrada pareció lo que terminó siendo, es decir una enorme estafa a la voluntad popular, montó el verso de “ser un representante de la ciudad cerca de los grandes centros de toma de decisión”.
No sólo no llegó una sola inversión en más de un año sino que una de las más grandes que había (VALE) decidió irse casi de la noche a la mañana sin que desde la pomposamente denominada “cartera de la producción, la ciencia y la tecnología” aunque sea se amagara a intentar algo.
Pero eso sí: a aquellos “amigos” que ayudaron a disimular el papelón por tan desprolija huida le sigue“pagando el favor”.
Por caso asistiendo a la inauguración y poniendo un insulso stand en una cada vez más desteñida FISA, un auténtico “curro” en el más literal sentido de la expresión, montado para beneficio de unos pocos, si se quiere, varios de los mismos de siempre en el perjudicial arte de esquilmar a una ciudad, todo lo que se pueda y cada vez con menos pruritos.
¿Tal vez ese sea el concepto de “producción” que anime a los integrantes de un sistema cuyo principal favor a la comunidad a la que dice pertenecer sin dudas debería ser caerse para siempre?
Quienes hayan pagado 25 pesos para ingresar a la promocionadísima “FERIA INTERNACIONAL DEL SUR ARGENTINO” y se hayan ido con la certeza de que les metieron la mano el bolsillo sin miramientos, entenderán a la perfección de qué se está hablando.
Eso sí, no escucharán a ningún “periodista” diciendo (o aunque sea insinuando) la pura verdad sobre la endeblez de un armado cada vez más aguachiento e inconsistente, solo sostenido por una empalagosa maquinaria publicitaria que no sólo oficia como trampa “cazabobos” sino que amortigua críticas.
Quizás en la diferencia entre “eso” que ciertos medios les dijeron sobre la FISA y lo que realmente vieron al recorrerla, unos cuantos podrán sacar una enseñanza más que positiva de cara al futuro y empezar a poner en duda todo mensaje que de ellos provenga.
Tal vez sea este el primer e indispensable paso para que esta parte del país deje de ser la “Capital de la Cáscara”, es decir un sitio donde se promocionan los más diversos envoltorios, los cuales en forma invariable, terminan por nunca contener nada sustancioso.

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