Había una vez

Editorial 83 –

Había una vez una ciudad gobernada por un hechicero. –

No por un cacique proveniente de cierto linaje o, mucho mejor y conveniente para una sociedad democrática, por una autoridad elegida a partir del respeto de sus conciudadanos, sino por un sujeto que con los años demostró ser un especialista en artes oscuras.

Tejes y manejes, negocios diversos y variados, influencias de las falsas y de las verdaderas, todo para extender sus tentáculos hasta el Poder Judicial, el sistema de salud e incluso el municipio, al cual maneja a su antojo.

Hubo un intendente peronista elegido por la gente que no le convino, como llegó, cayó.

Puso otro a su imagen y semejanza, que le terminó mintiendo en la cara a todos los bahienses y se mandó a mudar para vivir una vida más cómoda.

Entonces, para remplazarlo, el hechicero raspó el potencial de sus trucos y puso a un perfecto desconocido que a medida que pasan las semanas parece ahogarse en la abismal diferencia entre declamar buenas intenciones y corrección y concretarlas.

Ya casi no quedan dudas: quienes manejan la ciudad no piensan en la gente sino en ellos mismos. En todo caso, tratan de disimular sus verdaderas intenciones, pero tanta es su voracidad que ya se les nota demasiado.

Es mucho y muy grave lo que se dice, casi tanto como lo que se insinúa y en algunos casos se prueba y se constata, sin que, casi en ningún caso, se tomen verdaderas decisiones para resolverlo.

Como se decía en aquella serie televisiva dedicada a cuestiones esotéricas, “la verdad está allí afuera”… solo que aquí no es ficción, es realidad.

No tenemos una buena ciudad sino la publicidad de una buena ciudad y nos sale carísima. Casi dos millones en lo que va del año…

Dos millones que no se usaron para resolver otros temas más acuciantes como la calidad y la falta de agua, el deplorable transporte público que le arruina la vida cotidiana a miles de bahienses, la falta de empleo, el deficiente sistema de manejo de basura, la vergonzosa situación de cientos de seres humanos precarizados por el propio municipio en su situación laboral, las calles que rompen vehículos en lugar de llevarlos a sus destinos o la creciente inseguridad eso sí, ahora filmada en directo por costosísimas cámaras que solo sirven para darle conchabo a “amigos del poder”…

Y a eso se suman papelones impresentables como el sucedido en torno al programa “CARNE PARA TODOS”, en el que al principal responsable se lo premia con una banca en el Concejo Deliberante y un sueldo de 20 mil pesos mensuales.

Definitivamente, los poderes de control al Ejecutivo Municipal no funcionan para nada bien. Si hay una irregularidad manifiesta, un negociado denunciado, probado y publicado ¿Cómo se sigue permitiendo? ¿Nunca el Concejo irá a fondo con algún tema?

¿Y la Justicia? Si mal uno no recuerda en esta ciudad se destituyó a un intendente a quien se le escuchó ilegalmente su teléfono (y al de otras 300 personas) durante tres meses, “solo porque se demostró que había prestado dos celulares, un vehículo oficial y omitió pagar mil y pico pesos de IVA”.

Eso está mal, tanto o más que colgarse del agua durante dos años sin pagar, decir que se está en la ciudad y andar de paseo por Alemania, alquilar un cine a la familia para que no esté cerrado y pagar una fortuna o repartirse entre amigos la carne que es para gente que no puede pagar los precios que se cobran en las carnicerías.

¿Para todo eso no hay ningún fiscal presto a encarar un allanamiento cinematográfico? ¿No estará esta Justicia espiando por debajo de la venda?

A modo de ejemplo, dias atrás, el periodista Mauro Llaneza le preguntó al intendente Gustavo Bevilacqua por radio Continental, sobre la millonaria pauta municipal, contratada en forma directa y sin licitacion que se le paga a la empresa Rex Publicidad de Oscar Marbella y Guillermo Ciamberlani.

Al respecto el jefe comunal dijo textualmente: “Estoy al tanto, sé que no está bien y es algo que habría que corregir”, pero desde sus palabras bonitas hasta hoy, eso que no está bien NOS COSTÓ A TODOS CENTENARES DE MILES DE PESOS MÁS, que fueron a parar primero a los bolsillos de los dueños de REX y luego quien sabe…

Casi un millón 900 mil pesos en lo que va del año, en forma directa, sin concurso de precios, sin consultar si podría haber una alternativa mejor y más económica, lleva pagado la municipalidad a la empresa REX.

La primera pregunta es si la culpa es del chancho o de quién le da de comer.

Y la segunda es que todo esto, de tan empalagoso, da para pensar que tanto el porcino como quien lo alimenta, tal vez estén comiendo juntos, lo cual sería mucho más grave aún….

Por lo pronto, al resto de los mortales, los que no conocemos a nadie ni tenemos, por convicción, interés en formar parte de la “currocracia”, nos puede convenir tener en cuenta ciertos tópicos para ahorrar el mango que nos ayude a llegar a fin de mes. A saber:

Si alguien tiene que viajar, sirve contactar a la edil Gabriela Bustos, especialista en conseguir pasajes sino muy baratos, directamente, gratis. (Eso sí, a veces cuesta encontrarla, en especial cuando salta la liebre y hay que explicar como un beneficio reservado a enfermos, discapacitados o carenciados, termina en manos de ella misma o sus familiares.

Si alguien necesita un buen churrasco y anda corto de divisas, que se haga amigo de algún funcionario municipal o de algún periodista picarón, siempre dispuesto a aprovechar la volada, tal el caso del camarógrafo “Rocky” Calvo, quien hasta desafió a pelear a Gustavo Favata, periodista de nuestra casa, por haberlo tratado de “vivillo” o “atorrante” por haberse salteado una cola que a otros les demandó largas horas de espera.

Eso sí: todo el peso de la Justicia parece que cayó sobre ¡un empleado contratado de la municipalidad!

Un chico que se quedó sin trabajo, según dijo, por cumplir las órdenes que le dieron, mientras personajes como el tal Rafael Emilio Morini, ocupa sin que se le mueva un músculo de vergüenza, su costosa banca en un Concejo que invita a gritos a revisar aquello de “honorable”…

Eso sí, si se mira para la vereda de enfrente, tampoco las cosas parecen mucho mejor: al dos veces candidato a Consejero Escolar por el PRO, “un chico prometedor”, según algunos dirigentes del espacio, como su mentora Constanza “Connie” Rivas Godio (otra que no honró el voto del pueblo y se mandó a mudar a Buenos Aires) pareciera que no le alcanzaba el dinero y se buscó un laburito bien rentable: repartir 400 tizas de cocaína –unos 4 kilogramos—total con “diez lucas” quedo libre” pese a ser sorprendido con las manos en la masa (o mejor dicho en la “merca”) en la terminal de ómnibus local.

Lo triste es que este “había una vez” no sucede allá lejos y hace tiempo, como en los cuentos que nos contaban nuestros abuelos, ni mucho menos en tierras remotísimas, exóticas y lejanas, sino aquí y ahora y en la muy delimitada franja de unos pocos metros que van desde el Palacio Municipal a un atribulado Concejo Deliberante.

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