Vivimos en una Argentina adolescente.

Juan Carlos Filiberto para Posta Posta.     Este 8N intentará ser el punto de quiebre de una situación política, social y moral, que a todas luces, ya es inadmisible e intolerable.

Las redes sociales, que muy pocos recién comienzan a entender,  se mueven como aceitada maquinaria que desconoce las fronteras y que ha demostrado poder autoregularse a sí misma de una manera democrática y efectiva.

Por estos lados de la nube que se construye con ceros y unos, solamente,  ha comenzado a tomar forma una sociedad paralela, que tímidamente empieza a tomar valor y a perder el miedo a la libre expresión, volviéndose crítica y fundamentada, ya que la red retroalimenta al internauta.

La información que hoy tenemos a la distancia de un “enter” es gigantesca y demoledora, ya que casi no hay actividad que no pase por las redes o por el fabuloso conjunto de servicios basados en hipermedios, ofrecidos en todo el mundo a través de Internet, se lo llama WWW (World Wide Web – Telaraña de Cobertura Mundial). No existe un centro que administre esta red de información, sino más bien está constituida por muchos servicios distintos que se conectan entre sí a través de referencias en los distintos documentos, por ejemplo, un documento contenido en un computador en Canadá, puede tener referencias a otro documento en Japón, o a un archivo en Inglaterra, o a una imagen en Suecia.
Al hablar de hipermedios nos referimos a información que puede presentarse utilizando distintos medios, como documentación ejecutable, de texto, gráficos, audio, vídeo, animación o imagen.

Ya nada será como antes. La tecnología en este caso se pone a favor de la verdad, la justicia y la igualdad. En esta era del conocimiento cualquier persona puede acceder a la información y me atrevo a afirmar que de manera mucho más sencilla y rápida que en el pasado. La sociedad entera está migrando hacia un nuevo espacio al ver que los resultados obtenidos por su participación no son los esperados y que han logrado frustrar a más de uno, que busca vivir en un mundo mejor, sin políticos (oficialistas y oposición) ladrones, sin empresarios voraces, sin ventajeros, sin personajes que hacen un culto a “la viveza criolla” y después se quejan porque ya no existimos en el concierto de las naciones serias y somos el hazmerreir de la mayoría de las culturas que hay alcanzado una cierta madurez que nosotros ni siquiera hemos empezado a intuir. Nuestra sociedad es “adolescente”.  La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto, es un período de transición que tiene características peculiares. Afirmo que Argentina está atravesando el período que se denomina adolescencia, porque sus protagonistas sociales son jóvenes que aún no son adultos, pero que ya no son niños. Es una etapa de descubrimiento de la propia identidad  y la búsqueda de autonomía individual.

La llegada a la adolescencia se ha celebrado siempre con distintos rituales y ritos de paso, como pueden ser, por ejemplo, las distintas fiestas que, organizadas por los quintos, se realizan en España e Hispanoamérica. También por ejemplo, la celebración de Japón de esto se llama seijin shiki (la «venida de la edad»). 2.0.

¿Será en las redes sociales, que a ciencia cierta nadie puede predecir su comportamiento, donde se celebre el paso de la adolescencia de un hermoso país llamado Argentina? Dios así lo quiera. Bienvenidos al “que se vayan todos” versión web 2.0.

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